(Atrocious. Fernando Barreda Luna. México / España. 2010. 82 minutos) Era inevitable que la moda del
terror subjetivo implantada con
[Rec] (Jaume Balaguero & Paco Plaza, 2007) o
Monstruoso (
Cloverfield. Matt Reeves, 2008) acabara generando daños colaterales, si bien es cierto que incluso algunos de sus títulos abanderados ya son bastante aborrecibles, tal es el caso del díptico (y futura trilogía, si nada lo impide)
Paranormal Activity. Si ya cuesta algo de trabajo disfrutar hoy con
El proyecto de la Bruja de Blair (
The Blair Witch Project. Daniel Myrick & Eduardo Sanchez, 1999), que al fin y al cabo tiene el valor de lo fundacional, más difícil aún resulta tomarse en serio esta
Atrocious que, haciendo honor a su título, resultó ser una de las películas más feas y risibles del festival.
Aunque cuenta con un final aceptable que sí logra generar algunos instantes de genuina inquietud, la cinta cuenta con cualidades como unas interpretaciones horribles, unos personajes simplemente gilipollas y odiosos, una mala justificación de la grabación continua y una capacidad irritante para llenar minutos y minutos de la nadería más absoluta. Que la historia tenga lugar en Sitges está muy bien como chiste, pero
Atrocious es lo más inútil desde el papel higiénico con dibujitos.
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LO MEJOR: El montaje final.
LO PEOR: Todo lo demás.
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