(Lost Boys: The Tribe. P.J. Pesce. EEUU / Canada. 2008. 94 minutos). Motivos para desconfiar a priori de esta película hay unos cuantos. Par empezar, se trata de la secuela tardía de una de las películas más queridas por los fans del terror mainstream de los años 80, con lo cual está condenada a provocar la decepción y hasta la ira entre la muchachada que creció con la original, siempre tan reacia a que le toquen sus mitos y a poner humor en sus vidas. Además, este título sirve como primera producción de un sello, Warner Premiere, que se dedicará a producir películas para su estreno directo en dvd... y todos sabemos los prejuicios que hay ante lo que no ha pasado antes por el cine, por mucho que uno no tenga pensado pisar las salas y para él tenga más mérito ver un ts-screener que un dvd-rip por aquello de la chulería intrínseca a la magnitud del delito. Sin olvidarnos de esa ley sin demostrar sobre la falta de calidad de las secuelas que se utiliza tan a la ligera. Pero ustedes, que son inteligentes, deben intuir que lo único realmente malo de este producto es eso de "Vampiros del surf". Lo demás, más que tolerable, llega a ser hasta disfrutable por momentos.
Porque dejando a un lado lo evidente (look televisivo, vampiros que parecen sacados de Buffy...), se pueden encontrar varias virtudes en Jóvenes Ocultos 2 y todas tienen que ver con la autoconsciencia: P.J. Pesce y el guionista Hans Rodionoff saben a qué están jugando y no se molestan en ocultarlo, haciendo una referencia explícita a Los Goonies, calcando el argumento y la estructura de la primera parte con leves cambios, introduciendo humor chorra, haciendo que el vampiro jefe sea otro hijo de Donald Sutherland y hasta utilizando en la banda sonora el tema Cry little sister reinterpretado para los nuevos tiempos, que no es otra cosa que lo que hace la película. Así, Corey Feldman se convierte en el símbolo caduco y sobreactuado de una era y se ve obligado a darse de hostias con una nueva generación de vampiros que ya no tiene que llevar melenas ni maquillaje y que ya no tiene suficiente con ir por el pueblo haciéndo el vándalo con las motos: ahora hay que hacerlo con estilo. Por eso cada uno muere de una forma distinta. Y por eso ahora los chupasangres no sólo se esconden en una cueva por las mañanas, sino que ahora también disfrutan de lujo, de la vida social nocturna, de la carne, de la inmortalidad y la eterna juventud, en definitiva, que es lo que hace que muchos quisieran tansformarse en no-muertos. Y como no están en una película de hace veinte años planteada para llenar salas sino en una producción de bajo presupuesto donde no tienen que sufrir en demasía la tiranía de la autocensura, estos vampiros que se divierten jugando a shooters de última generación también arrancan cabezas, follan, se sacan las tripas sólo para hacer la gracia... y se ve todo en pantalla. Así que no me sean berzotas y no se quejen tanto: ¿esperaban una continuación literal que siguiera con el espíritu amable de la primera parte? ¿En serio? Lo que sí debería producirse ahora es la tercera parte, casi confirmada de manera oficiosa por Pesce y Feldman, en la que éste se enfrentaría o bien a su hermano en la primera parte o bien al personaje que interpretaba Corey Haim. Ambas vías están abiertas: miren el final alternativo del dvd (o en YouTube) y el epílogo después de los títulos de crédito. Por mí que la hagan ya.