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12 ago 2008

Shyamalan, a tortas con el público



Que M. Night Shyamalan es un cineasta a contracorriente es algo que salta a la vista desde que, tras el merecido fenómeno causado por EL SEXTO SENTIDO (1999), decide salirse por la tangente y darle gato por liebre al público que espera una repetición de esquemas con EL PROTEGIDO (2000), una valiente (por atípica y arriesgada) aproximación al cine de superhéroes que debe servir como capítulo inicial de una trilogía cuya continuidad se ve truncada por la frialdad con la que es acogida. Con dos películas estrenadas en pocos cines, PRAYING WITH ANGER (1992) y LOS PRIMEROS AMIGOS (1996), el hindú Shyamalan ve cómo de repente se convierte en epítome y abanderado del cine de terror con la cinta sobre el niño que ve fantasmas y el muerto que no sabe que lo está. Pero él quiere hablar sobre otros temas que, más allá de esa superficie en la que se encuentran los sustos y la fantasía, son los que realmente vertebran su obra: su obsesión por la muerte y lo sobrenatural no tiene tanto que ver con el horror y la intriga como con la desesperación vital de sus protagonistas, héroes a su pesar que se ven inmersos en acontecimientos que les superan cuando lo extraordinario entra en sus vidas destrozando su cotidianidad, aunque irónicamente el público le ensalza de manera algo precipitada como nuevo maestro del suspense, cuando en realidad las miras de Shyamalan van más allá de las (benditas) limitaciones genéricas en las que parece sentirse a disgusto mientras las utiliza para tener contento al público. Y con eso en mente filma SEÑALES (2002), probablemente su película con más concesiones a la galería y la más accesible , lo cual para nada significa que sea declinable. Con ella, su primer acercamiento al fin de los tiempos visto a través una familia desestructurada, vuelve a ganarse la confianza de los que pagan entradas y acentúa ese pulso que ha marcado su carrera desde entonces y que se mantiene entre sus intereses como narrador y lo que sus seguidores le demandan. Es precisamente a partir de este brillante ejercicio de comercialidad cuando la carrera del director hindú se radicaliza y comienza a jugar con las expectativas de los espectadores. EL BOSQUE (2004) es considerada por muchos en el momento de su estreno como una estafa, pero en ella reside la esencia del cine de Shyamalan: la confrontación entre la película de horror fantástico que el público quiere ver y la voluntad del director por hablar sobre la desintegración de una sociedad manipulada y sobre los oscuros secretos de quienes están en el poder. El hecho de que al final se descubra que no hay nada de paranormal en la trama indigna a más de uno. Pero si con aquella levanta ampollas, con su siguiente film casi pone en peligro su carrera, convirtiéndose LA JOVEN DEL AGUA (2006) en su primer (e injusto, aunque comprensible debido a su atrevimiento) fracaso comercial y crítico, cuando irónicamente se entrega a la fantasía con todas sus consecuencias por mucho que la sitúe en un espacio reducido y casi íntimo. Y ahora, de su cinta más optimista salta de nuevo a la desconfianza en la humanidad con su thriller ecológico EL INCIDENTE (2008), desoladora visión de un apocalipsis provocado (presuntamente) por unas toxinas que sueltan las plantas como medio para deshacerse de su mayor amenaza: el hombre. La tibia recepción de esta aceptable película ha hecho que Shyamalan tire por otros derroteros: su próximo proyecto es el inicio de una trilogía basada en la serie de animación AVATAR: THE LAST AIRBENDER, en la que en principio se mezclan elementos como la fantasía, las artes marciales y, otra vez, el ecologismo. Y es que Shyamalan puede ser todo lo arriesgado que quiera pero, tal y como ha ido progresando su carrera, o se marca un nuevo éxito que concilie a público y crítica o lo va a pasar realmente mal para seguir levantando proyectos personales. Y que Shyamalan acabara en el ostracismo sería una catástrofe comparable a las que él plasma en sus guiones.


Publicado originalmente en el periódico Crónicas de un Pueblo.

4 comentarios:

El Miope Muñoz dijo...

¿Hay alguna película de este hombre que NO me guste? Fíjese que la que menos me gusta por ahora es.... El bosque pero estoy convencido de que su revisión puede que me abra nuevos caminos.

Un saludo

Pedro José Tena dijo...

Debe revisar El Bosque, sin duda. Shyamalan, al menos a partir de El Sexto Sentido (porque el Shyamalan de antes me interesa más bien poco), todavía no tiene ninguna película que me obligue a retirarle mi admiración. Es como el Spielberg de la buena época: un autor mainstream sobrado de talento.

Anónimo dijo...

Shyamalan es un humanista. ¿Por qué?
Entre otras muchas razones, y sin perroflautismos de por medio, ha recibido una educación moral que pocos hemos recibido (... y recibiremos). Esa cualidad es de una transparencia poderosamente acojonante en su cine, pero nosotros dale que te pego valorándole en términos cinematográficos... o algo parecido, porque ¿cuántos se sienten extrañados ante una fábula tan pura y a la vez crítica hacia nuestra mentalidad como 'Lady in the Water? Pues ahí lo tienen, Humanismo.

Sin haber visto todavía 'The Happening', estoy convencido de que me llenará. Puede que discuta el modo en que conduzca la narración, puede que no. Shyamalan es ante todo un narrador concreto, como lo es Carpenter y lo es Spielberg cuando le sale del hannukah. Y os digo que es más que eso, que es el público quien, nublado por su naturaleza arrogante y selectiva, se cree digno de derribar un discurso tan antiguo como el aire que respiramos. Quien no lo ve está ciego o muerto... o simplemente no dispone de la inteligencia y sensibilidad necesarias.

Es un buen titular el tuyo, ya que consigue resumir ese espacio infranquable que existe entre M. Night y el grueso de aquellos que dicen valorarle y comprenderle y apenas consiguen arañar la superficie de su discurso.

Shyamalan propone además unas historias y temáticas que precisamente ahora mismo nos son dolorosamente necesarias... aunque sus fans borderline no se hayan enterado aún.

Pedro José Tena dijo...

Gracias por el comentario, Starman. Da gusto leerte por aquí y además así de bien.

Totalmente de acuerdo con lo que dices, Shyamalan es el humanista del cine fantástico. Tienes que ver The Happening. Ten en cuenta que al pueblo le ha parecido una birria o, como mucho, sólo acierta a decir: "bueno, la primera mitad está bien, pero luego no mola". Igual que con Hancock.