...siempre queda el soma, el delicioso soma, medio gramo para una tarde de asueto, un gramo para un fin de semana, dos gramos para un viaje al bello Oriente...
ALDOUS HUXLEY, 'Un mundo feliz'
¿Quieren fotocopias grapadas? ¿Echan de menos mancharse las yemas de los dedos con restos de tinta gastada? Hay gente que todavía cree en el papel y lo difunde, que a pesar de la inmediated del blog aún disfruta dejando su trabajo en los bares. En el cuarto número de 'Soma' tienen mucho cine, con reflexiones sobre la televisión, Joe Dante, Aronofsky, Van Damme y Supersonic Man, además de poesía e ilustraciones. ¡Y todo por un euro! ¿Los cuplables? Antonio Sánchez, Rui Díaz Correia, Borja González (que sigue vivo a pesar de las apariencias), Paz López, Fernando de las Heras Garrote y servidor de ustedes... con la inestimable colaboración de Ana López Murillo en la maquetación. Lo mejor de Badajoz, oigan. Si quieren leerlo pídanlo, no se corten. Todavía existe el correo ordinario.
(Ong Bak 2. Tony Jaa, Panna Rittikrai. Tailandia. 2008. 98 minutos). Los que han seguido con interés la gestación de esta película ya sabrán que no ha sido un camino fácil. Los que no, deben saber que casi le cuesta la salud a Tony Jaa. Y no por algún accidente desgraciado en una de sus secuencias arriesgadas, sino por un peligroso ansia de querer controlarlo todo que ha puesto en evidencia que no está preparado para cargar con el peso de una supeproducción de esta envergadura sobre sus espaldas. Hace unos meses se especuló mucho sobre qué había pasado con Tony Jaa, por qué este título que llevaba en rodaje desde 2006 no se había estrenado aún y cuánto habría de cierto en los rumores que circulaban sobre él: que si Jaa se había escondido en la selva cual coronel Kurtz y tardaron dos meses en encontrarle, que si se había dado a la magia negra y quería abandonar el cine, también que estaba siendo presionado por la mafia y le tenían secuestrado, que se había pirado con el dinero de los productores porque se estaba gastando todo el presupuesto y no iba a poder terminar la película... La realidad parece ser que Tony Jaa se acojonó al ver que no era capaz de cumplir con todas las responsabilidades que había querido asumir (ser el protagonista, el guionista, co-productor, coreógrafo y director) y se tuvo que parar el rodaje hasta que llegó a un acuerdo económico con los productores (que habían invertido ya demasiada pasta como para que el proyecto quedara inconcluso) , acordando que el director Panna Rittikrai terminaría de filmar las escenas que faltaban, según él mismo aproximadamente un veinte por ciento. Afortunadamente todo tuvo un final feliz: en la taquilla tailandesa ha funcionado bien y la película es, por decirlo de un modo muy resumido, brutal.
Ong Bak 2 es el Apocalypto de Tony Jaa: una sucesión incansable de apabullantes escenas de acción poseedoras de una fisicidad y violencia cristalinas unidas por un hilo argumental reducido a la mínima expresión narrativa. Apenas hay diálogos en la película porque los personajes hablan a hostias y sus pulsiones tienen más que ver con la furia, la venganza y la catarsis que con la elocuencia. Pero si estas ya eran características presentes en Ong Bak y Thai Dragon, ¿qué aporta de nuevo esta presunta precuela? Unido íntimamente a su ambientación (la historia nos lleva seiscientos años atrás), el Jaa director sorprende con un estetecismo que se aleja rotundamente de la tosca funcionalidad de Prachya Pinkaew más propia de un documental sobre stunts que del cine y que se encarga de plasmar en pantalla cada uno de los muchos millones de bahts invertidos en la película. Jaa se descubre así como un loco con sentido estético, un joven megalómano que ha pretendido hacer la película de artes marciales más grande de la historia y que casi lo ha conseguido. Le sobra cierta confusión argumental acentuada por largos flashbacks, pero el grueso es una sucesión de bellos combates (hay espacio incluso para homenajear el boxeo borracho y el estilo de la serpiente) , sucias matanzas y hasta comedidos elementos fantásticos que no hacen si no potenciar la sensación de estar ante la obra cumbre, por ahora, y más personal de alguien que, patadas y acrobacias mediante, está empeñado en plasmar a través del cine su filosofía y la de las artes marciales de un modo tan valiente y rudo como soñaba Bruce Lee. Y lo mejor es que, con todo lo que ha sufrido por el proyecto, puede que ni el mismo Tony Jaa sea consciente de la magnitud de lo que ha conseguido finalmente.
(Wattstax. Mel Stuart. EEUU. 1973. 98 minutos). ¡Yo soy alguien! era la frase que el reverendo Jesse Jackson gritaba a los más de 100.000 afroamericanos congregados en el Los Angeles Coliseum el 20 de Agosto de 1972. Se conmemoraban siete años de los siete días de revueltas raciales que asolaron el barrio de Watts en 1965, causando tres decenas de muertos y más de mil heridos. Así que con este punto de partida, ya deberían tener claro que WattStax es más que una crónica sobre el concierto organizado por la discográfica Stax: más que un espectáculo musical filmado, la película es un documental que da voz a una comunidad que empezaba a tener peso social y necesitaba expresarse, intercalando las actuaciones de los Bar-Kays, Carla Thomas o Isaac Hayes en el Coliseum con otras filmadas a posteriori de Johnnie Taylor o Luther Ingram (esta trampeada, ya que intentan hacer creer con el montaje que Ingram estuvo en WattStax cuando realmente no pudo acudir), pero también dedicando gran parte de su metraje a vecinos de Watts que hablan sobre qué significa ser negro (entre ellos Ted Lange, años antes de embarcarse en The Love Boat) y a monólogos recitados por Richard Pryor.
Pero no teman, no tienen que ser Black Panthers para disfrutar de la película, porque aparte del valor sociológico y reivindicativo, WattStax también detiene su foco sobre temas más íntimos y culturales, además de ofrecer la posibilidad de plantarse delante del televisor a bailar el Funky Chicken y emocionarse con If loving you is wrong I don't wanna be right, que es uno de los mejores temas de soul jamás interpretados y el motivo que me hizo llegar hasta el documental. En el siguiente vídeo tienen un resumen... y si se quedan con ganas de más pueden ver el largometraje íntegro en el propio YouTube. Disfruten.
Uno de los momentos más bochornosos de Días de Cine, el finado programa de José Luis Garci perfecto para cinéfilos perezosos con pocas ganas de experimentación y descubrimiento, fue aquel en el que programaron la película inacabada de Orson Welles sobre ‘El Quijote’. En uno de sus pocos arranques de riesgo, Garci decidió programar ese experimento rematado por Jesús Franco, director español odiado por la mayoría, que había trabajado como ayudante de dirección de Welles en ‘Campanadas a medianoche’ y guardaba desde entonces una relación de amistad y respeto con el director norteamericano. Si digo que el momento fue bochornoso no fue la calidad de la película (que es discutible), sino por la babosería con la que Garci y sus contertulios besaban el culo divino de Welles y se reían de Franco, hablando de éste con una condescendencia y un recochineo dignos de bofetón y patada en las ingles.
Ahora, no se sabe muy bien si porque la Academia de Cine quiere hacerse la moderna, han entregado a Jesús Franco un Goya Honorífico elogiando su carrera artística. Pero las cosas no han cambiado: apuesto un dedo meñique a que la mitad de los que estaban en el auditorio habían visto una o ninguna película de Franco y que de esa mitad sólo un cuarto aplaudía sinceramente al homenajeado. Mientras, en los blogs de cine más insípidos (y más vistos) del país los lectores se echaban las manos a la cabeza preguntándose cómo un tipo que ha dirigido películas, según ellos, tan malas y risibles, podía conseguir una distinción así. Pobres. Pero gente así siempre estará ahí, haciéndonos sentir bien a los que no pensamos como ellos, y son los mismos que no aceptaron el homenaje a Pedro Masó o que en el futuro pondrán el grito en el cielo cuando se lo den a Santiago Segura si llega a viejo.
En más de 180 películas cabe mucha basura y Jesús Franco ha hecho varias que sólo se pueden ver enteras tirando de avance rápido (pienso sobre todo en la etapa que comienza a finales de los 90, con títulos como ‘Vampire Blues’ o ‘Vampire Junction’), otras que sólo satisfacen a los pornógrafos más curiosos (‘El ojete de Lulú’, “Phollastía’) y muchas otras otras rarezas a descubrir aparte de sus trabajos mejor considerados (‘Gritos en la noche’, ‘El secreto del Dr. Orloff’, ‘Las Vampiras’…) que van desde el drama y la comedia costumbristas al gore puro, de la psicodelia pop al jazzístico detectivesco, rodadas en España, en Alemania o donde fuera, con Klaus Kinski, Christopher Lee o Antonio Mayans… No ha habido nada, nada, ni siquiera la salud, que haya detenido a este hombre y que le haya hecho desistir de su entrega total al cine, incluso en tiempos en los que ser moderno era delito y se castigaba con el exilio y el ostracismo. Jesús Franco ha sido, es, un hombre necesario en el cine español, ese que tanto se mira al ombligo y no siempre sabe distinguir lo perdurable, original y valiente de lo inane, manido y acomodaticio. Que las dos mejores películas españolas estrenadas en 2008 no obtuvieran mayor presencia en los Goya (‘Los Cronocrímenes’ de Nacho Vigalondo, que no se llevó nada, y ‘3 Días’ de F. Javier Gutiérrez, que consiguió el premio al mejor sonido) da fe de lo que digo. Y tiene narices que (Muchachada Nui aparte) lo más joven de la noche fuera un señor de 78 años.
Unidos por una buena causa, Mario Vírico, Noel Ceballos, Sergio Colmenar y yo mismo nos hemos reunido en el blog del antiguo Toby para rendir tributo a un buen hombre del que todos tendríamos algo que aprender. No esperen a llorarle y celébrenle en vida.