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3 ago 2009

'Quiéreme si te atreves'

(Yeux d'enfants. Yann Samuell. Francia/Bélgica. 2003. 93 minutos). Tranquilos, no se han equivocado de blog. Resulta que su amigo Tena es un moñas de cuidado al que casi siempre verán hablando o escribiendo sobre cine fantástico o de acción y de cualquier manifestación subcultural que le haga gracia, pero que en realidad se derrite con películas como la que toca hoy. Debut en la dirección de largometrajes de Yann Samuell, Quiéreme si te atreves queda agregada, de manera automática e irrevocable desde sus primeros minutos, a la lista de títulos a los que este torpe escriba recurre cuando quiere saborear algo del amor que no encuentra en la vida real, junto a Marty, Once o Atrapado en el tiempo. Y, créanme, no es una lista donde entre cualquiera.

Les pido otro esfuerzo, que desconfíen del póster: a pesar de que un "te quiero" bajo la lluvia sea un topicazo, la película juega en otra liga por mucho que se pueda encuadrar dentro de lo que se entiende como comedia romántica, además con la virtud de no querer dinamitar con alevosía lugares comunes, pero consiguiéndolo sin aparente esfuerzo. Por ejemplo, la estructura "chico encuentra chica - chico y chica se enamoran - chico pierde chica - chico recupera chica" se cumple pero con matices importantes: en esta ocasión chico y chica siempre han estado unidos, siempre se han querido, pero nunca han estado juntos en una relación y se han pasado la vida perdiendo el tiempo, inmersos en un juego absurdo con el que no ha podido la madurez y que sólo les ha llevado a hacerse daño mutuamente. Pero no piensen en una Guerra de los Rose a la francesa y sin formalización eclesiástica o legal, porque se equivocarían. Quiéreme si te atreves es, desde sus primeras imágenes y haciendo honor a su título original, un juego infantil llevado hasta sus últimas consecuencias por dos adultos que no han perdido la locura, inocencia, temeridad e impulsividad de la niñez, pero que sí han aprendido a manejar estos atributos con la determinación de unos adultos que han intentado jugar a otro juego (el más difícil de todos: tener vidas normales) y han convertido lo que en sus inicios era una simple cadena de retos lúdicos, tímidamente vandálicos, en una sucesión de actos peligrosos que tienen mucho de masoquismo retroactivo y de falta de asunción de responsabilidades. Narrada con la voz en off de Guillaume Canet desde una situación que no conviene desvelar y con la mirada hipnotizante de Marion Cotillard ejerciendo una fuerza considerable, Yann Samuell juega con el tiempo y con la imagen otorgando a su película un ritmo imparable y una plasticidad rica en onirismos que acentúan la sensación de locura en la que (sobre)viven los protagonistas, culminando en un desenlace que podría parecer tramposo y confuso a priori pero que resulta plenamente coherente con el resto de la narración. La historia acaba siendo tan irresistible que ni los propios protagonistas pudieron sucumbir a su efecto, llevando la pasión de sus personajes a la vida real y convirtiendo este juego de niños en algo más grande que la ficción. Si son tímidos, anótenla en su lista de películas que jamás confesarán públicamente haber visto. ¿Se atreven?

2 comentarios:

Ayrael dijo...

Gran, gran peliculón! Creo que la mejor comedia romántica del mundo, o, al menos, la más atipica.
Besines

Pedro José Tena dijo...

Yo no sería tan tajante, aunque tampoco es un género que me conozca al dedillo. Pero sí, es un gran peliculón. :)