(Trick 'r Treat. Michael Dougherty. EEUU. 2007. 79 minutos). ¿Cuánto tiempo hace que una película de terror no les sorprende de verdad? Truco o trato parte de varios clichés en principio poco atractivos para el espectador curtido: situada en una fecha concreta del calendario tan propicia para el horror como Halloween, plantea cuatro historias independientes que no ocultan su procedencia de cortometrajes aglutinados para la ocasión y que, como es de rigor, están enlazadas por una figura que no es pieza activa en estos segmentos pero que puede (y aquí lo hace) adquirir protagonismo en la última parte del conjunto para darle cohesión o para, simplemente, acabar la fiesta con un chiste. Piensen en las películas de capítulos de la Amicus, en Creepshow (George A. Romero, 1982), El gato infernal (Tales from the Darkside: The Movie. John Harrison, 1990) o sus abuelos en papel de la EC. Pero recuerden también Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994), Crash (Paul Haggis, 2004) o cualquiera de Alejandro González Iñárritu, porque son también referentes que Michael Dougherty maneja para estructurar su opera prima. Esto, viniendo de un tipo cuyo último trabajo fue participar en el guión de Superman Returns (Bryan Singer, 2006), puede acojonar bastante. Pero este detalle no hace más que acrecentar la sensación de sorpresa que provoca la película, sin duda llena de tópicos y aparentemente sin rumbo durante su primera media hora, pero que consigue remontar al dar la oportunidad al espectador de entender que se enfrenta a un puzzle de lugares transitados pero no siempre tan bien mezclados como aquí.
LO MEJOR: No pierde el tiempo y sabe conjugar con acierto muchos elementos terroríficos. LO PEOR: Que todavía no haya secuela. |
Posiblemente tengamos que remontarnos a El terror llama a su puerta (Night of the creeps. Fred Dekker, 1986) para encontrar otro título que sepa conjugar de manera tan efectiva e inteligente las hierbas del terror entendido como puro goce lúdico (y si no es así, les pido que me refresquen la memoria y me citen títulos en los comentarios), aquí con zombis, vampiros, hombres lobo... o quizá sin ninguno de ellos, porque otro de los aciertos de Truco o trato es que, ajustándose a su contexto, es una película que juega con las apariencias, los disfraces, las intenciones ocultas y los engaños, sobre todo los que se arrojan a la cara de un espectador que ve cómo sus pretensiones de ir siempre por delante de la historia son barridas cada diez minutos por un nuevo giro que no ha sabido intuir (o que incluso ha descartado mentalmente por descabellado). Y así transcurren los fugaces 79 minutos de la cinta (contando créditos), entre el susto, el suspense, la carcajada y la perplejidad, alternando historias que en realidad son sólo una y que se resumen en la figura de Sam: el niño que intenta mantener las normas de Halloween y al que queremos ver pronto de nuevo en acción, porque pocas veces uno tiene tantas ganas de una secuela cuando termina de ver por primera vez un título del que hora y media antes no sabía nada.