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4 abr 2010

'El libro de Eli'

(The Book of Eli. Albert Hughes & Allen Hughes. Estados Unidos. 2010. 117 minutos). Por encima de cualquier otra consideración, hay dos motivos evidentes por los cuales El libro de Eli merece una oportunidad. El primero de ellos es que, en un contexto en el que todos los intentos de blockbuster provienen de fuentes en principio ajenas al cine como pueden ser la literatura, los cómics, la televisión o los videojuegos, son a su vez secuelas de estas adaptaciones o remakes de clásicos y no tan clásicos adaptados a los gustos del público actual, El libro de Eli emerge con la extraña cualidad de estar basada en un guión original (entendiendo "original" como inédito, no como singular). Los hermanos Hughes citan explícitamente otros títulos y hacen que un personaje silbe a Morricone o muestran un póster de A boy and his dog, pero es un alivio para el espectador poder reconocer esos referentes sin tener que comparar con un único precedente original en forma de una novela gráfica titulada El libro de Eli, por ejemplo. El otro motivo por el que la cinta protagonizada por Denzel Washington es digna de atención es más importante que el anterior: sus secuencias de acción se entienden. Llevando la contraria a quienes piensan que la acumulación de planos por segundo aumenta la espectacularidad de los momentos expeditivos, los Hughes muestran las explosiones violentas del protagonista y los tiroteos de tal modo que parecen filmados en una única toma, a veces recurriendo a trucos de montaje, logrando una belleza formal absoluta en algunos momentos, como la primera pelea bajo el puente, basada en el movimiento que se produce dentro del plano en sí y no en el que se intenta recrear mareando la cámara. Esto hace que, durante los primeros minutos, El libro de Eli parezca la película de acción apocalíptica que todos estábamos deseando ver, en la que un héroe puede deshacerse escuchando How can you mend a broken heart de Al Green y, poco después, rebanar brazos sin inmutarse. Desgraciadamente, sólo es un espejismo.

En Shaolin Kung-Fu, un joven Jackie Chan interpretaba al protector de un libro que contenía las enseñanzas de ocho maestros de Shaolin desaparecidos, un conocimiento marcial que en manos de las personas equivocadas podría ser un arma extremadamente peligrosa para la gente de bien. Varios grupos perseguían al custodio durante toda la película, convirtiéndose en un precedente de El libro de Eli que no sé hasta qué punto será casual. Igual que en aquella película dirigida por Chen Chi-Hwa, el contenido del libro marca las pautas que sigue el argumento a medida que avanza la historia, y si en aquella un libro de artes marciales generaba un film de kung-fu, aquí la historia degenera dejándose influenciar por el volumen que Eli lleva en su mochila: La Biblia. De este modo, lo que podría haber sido una briosa versión blaxploitation de La Carretera se acaba convirtiendo en un panfleto religioso de dudosa moralidad, llena de parlamentos sonrojantes y un tono pseudomístico que arruina cualquier posibilidad lúdica, intentando revestir de vacua profundidad una película que funciona durante momentos aislados pero que a medida que va acercándose al final va generando mayor incomodidad. Se va hundiendo tanto en el fango, a pesar de su eficacia estética y sus ocasionales apuntes de humor negro (el Ring my bell de Anita Ward como acompañante musical de un ágape caníbal), que El libro de Eli es un ejemplo perfecto de cómo una película puede empezar de manera brillante y acabar pareciendo una broma, con ese anticlímax de veinte minutos en el que descubrimos que el punto álgido de la misión del protagonista es... llegar a una imprenta. Emocionante, ¿no?

2 comentarios:

Hosting Web en Bogota dijo...

Cuando la vi encontré una película donde muchas cosas me recuerdan a películas que ya he visto. con un ritmo bastante pausado y que sólo despierta a veces en las escenas de acción [spoiler]La escena bajo el túnel y el tiroteo de la casa son impecables[/spoiler] y cuando toca algún punto interesante de la trama.

El final sin duda es agonizante e incluye una escena final propia de un anuncio de Ray-Ban y Lara Croft.

No todo es malo, me quedo con la labor de producción y decorados, la fotografía que es muy buena y las pocas escenas de acción que están bien hechas pero en general es bastante floja la verdad.

Un saludo.

Pedro José Tena dijo...

Sí que es floja, de hecho, después del tiempo que ha pasado desde que la vi en el cine, ya apenas recuerdo la escena bajo el túnel y del resto prácticamente nada.