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4 abr 2012

Especial 'REC' Cap. 3: Paco Plaza, de la Filmoteca al Grindhouse.


Paco Plaza y el autor de estas líneas fotografiados por Leticia Dolera
en la edición del Festival de Sitges de 2010. 


Injustamente infravalorado con respecto a su amigo y compañero de guerra Jaume Balagueró, Paco Plaza  (Valencia, 1973) ha sabido evolucionar desde unos primeros pasos dubitativos hacia un cine que desprende amor y entrega total por el género fantástico y de terror. Sigamos una trayectoria que nos conduce hasta esa pequeña joya de nombre REC 3: Génesis


La negación de la infancia

En un interesante artículo escrito para la revista Scifiworld, Tonio L. Alarcón define muy bien, ya desde el propio título ("Paco Plaza: De Tarkovski a Fulci en sólo siete pasos"), la que ha sido la trayectoria del director valenciano: un proceso que primero pasa por una fase de negación de los gustos juveniles para, poco a poco, llegar a un estado de reconciliación con el pasado. 

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Valencia, Plaza decide enfocar su carrera hacia la realización cinematográfica y, en vistas a conseguirlo, se marcha hasta Madrid para matricularse en la ECAM (Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid). Por esta época comienza a publicar artículos en el mítico fanzine 2000 Maníacos y, algo después, escribe algunos libros para Midons Editorial durante los años dorados de las publicaciones en torno al cine de género, antes de que internet explotara definitivamente y los aficionados dejaran de pagar por tener información en formato físico. En Asesinos de cine (1998), se deja entrever cierto desapego de Paco Plaza hacia el cine que ha mamado desde su infancia. De algún modo, da la sensación de que el escritor mira por encima del hombro al género slasher. Se produce así un proceso negación transitoria del fantástico y el terror, no sé hasta qué punto producto de la "reeducación" a la que son sometidos los alumnos de las escuelas de cine, a menudo aleccionados para que aprendan a valorar el llamado Séptimo Arte desde términos distintos a los que aplicaría un espectador cualquiera, con lo bueno y lo malo que ello conlleva.

Cegado por Bergman y Tarkovski y olvidándose de Lucio Fulci y Jack Arnold, Plaza acomete su primer trabajo detrás de las cámaras con un cortometraje titulado Tropismos (1995), rodado en blanco y negro y actualmente ilocalizable. Tampoco es posible rescatar su segundo trabajo, de título también pedante y poco prometedor: Tarzán en el Café Lisboa (1997). Según indica Tonio L. Alarcón en el artículo citado, el paso de Paco Plaza por un corto de vampiros titulado Noche de sangre, del que no he conseguido localizar ninguna información, le hace reencontrarse con el género fantástico y le predisponen a dirigir un experimento que se acerque algo más al cine con el que se ha criado.

De esta manera, Plaza dirige en 1999 Abuelitos, uno de esos cortometrajes insondables que uno mira embelesado aunque no sepa muy bien qué es lo que está contando. Explicar su argumento es imposible porque, sencillamente, no lo hay: todo se reduce a unos personajes de los que no sabemos nada (los abuelitos del título, en teoría niños envejecidos para llevar a cabo algún experimento... o eso entendí) en una situación de la que no disponemos mayor información que la que vemos durante los largos, eternos quince minutos de metraje. Lo que no se puede negar es que Abuelitos derrocha atmósfera y que la fotografía de Pablo Rosso (futuro cómplice habitual de Balagueró y Plaza: encarnó al cámara Pablo en REC y a al GEO Rosso en REC 2) le otorga un acabado profesional que no tiene nada que envidiar al de muchos largometrajes españoles. Pero, por lo demás, es una buena muestra de este primer Paco Plaza que a servidor no le resultaba especialmente interesante.

Del siguiente corto del director, titulado Puzzles (2001), poco se sabe, ya que no se encuentra disponible en la actualidad en ningún sitio. Por su parte, Abuelitos sigue su periplo festivalero hasta que Joan Girard, de Filmax, lo ve en Oporto y le llama la atención. Girard acaba de producir Los sin nombre (1999), primera película de Jaume Balagueró, y busca alguien que se encargue de adaptar otra novela de Ramsey Campbell, en este caso El pacto de los padres. Paco Plaza, amigo de Balagueró, ve en esto la oportunidad para debutar como director de largometrajes... y no la desaprovecha.

Mercenario para Filmax

A priori, El segundo nombre (2002) guarda demasiadas semejanzas con Los sin nombre como para evitar que pese sobre ella cierta acusación de explotación oportunista. Al fin y al cabo, ambas son producciones de Filmax, las dos adaptan novelas de Ramsey Campbell y hasta poseen cierto parecido en sus títulos. Sin embargo, pese a los paralelismos, la opera prima de Paco Plaza es un trabajo sin relación argumental con el presentado por Balagueró tres años antes. La película cuenta la historia de Daniella (Erica Prior), una joven que investiga el misterioso suicidio de su padre y la posterior profanación de su tumba. Sus pesquisas le llevan hasta los Abrahamitas, una secta religiosa a la que podrían haber pertenecido sus progenitores. Paco Plaza demuestra que no le da miedo afrontar una primera película rodada en inglés y que, probablemente, va a ser comparada con Los sin nombre, con lo que eso llevará de decepción para un público que podría sentirse engañado. Lamentablemente, esta valentía no se traduce en un film poderoso o enérgico. El segundo nombre ni siquiera es una película de terror propiamente dicha, sino un thriller elegantemente rodado pero carente de ritmo e intensidad, un título que funciona a bajas revoluciones, tan correcto como frío y distante, y que, sorprendentemente, es alabado por el jurado del Festival de Sitges... algo que no hará un público que la ignora cuando pasa por las salas de cine.

Después de co-dirigir junto a Jaume Balagueró OT: La película (2002), de la que ya hablé en el anterior capítulo de este monográfico, Paco Plaza sigue demostrando a Julio Fernández (capitoste de Filmax) que puede contar con él para sacar adelante cualquier proyecto. Aunque empieza en el cortometraje venerando al cine de autor, poco a poco la carrera de Paco Plaza le va convirtiendo, irónicamente, en un artesano al servicio de los productores. Así, acepta hacerse cargo de Romasanta, la caza de la bestia (2004) después de que Chuck Parello se desentienda de ella. Basada en los crímenes reales de Manuel Blanco Romasanta, psicópata gallego que a mediados del siglo XIX fue arrestado por sus fechorías y que fue diagnosticado de licantropía clínica, se trata de un producto al servicio del nuevo sello Fantastic Factory. La película se beneficia de la competente fotografía de Javier Salmones y de la siempre inquietante presencia de Julian Sands, pero adolece de los mismos defectos que El segundo nombre: una falta de energía detrás de las cámaras que se puede interpretar como falta de entusiasmo por parte de Paco Plaza, quien durante el rodaje debe encontrarse en una situación poco cómoda, teniendo en cuenta que no tiene la posibilidad de encarar proyectos personales ahora que, por fin, ha comenzado a reconciliarse con el género que le hizo amar el cine. 


Etapa de reconciliación. 


A pesar de que años después lo percibimos de otro modo, en 2004 no resulta fácil ver que hay algo en Romasanta que insinúa esa tensión entre lo que Paco Plaza está deseando hacer y lo que le permiten. Por eso, el episodio que dirige para la serie de telefilms Películas para no dormir nos coge a todos desprevenidos: por primera vez vemos a un Plaza distinto, radiante y lleno de potencia. 

Cuento de navidad (2005) comienza mostrándonos imágenes de una película falsa, Invasión Zombie, en la que un héroe con las maneras de Snake Plissken, Taylor (Loquillo), rescata a su chica, Ekran (Elsa Pataky), del ataque de un muerto viviente. Estos primeros minutos sientan las bases de lo que está por venir y suponen una declaración de intenciones: toca hacer las paces con el pasado, con los programas dobles de cine de barrio, con las cintas de vídeo, con la Serie B y la Serie Z... con la infancia. Así, Paco Plaza, con guión de Luiso Berdejo, nos presenta tras el prólogo a cinco amigos en la costa valenciana de mediados de los ochenta: Koldo (Christian Casas), Moni (Ivana Baquero), Peti (Roger Babia), Tito (Pau Poch) y Eugenio (Daniel Casadellà). Sin mucho más que hacer que ver una y otra vez Kárate Kid (The Karate Kid. John G. Avildsen, 1984), encuentran en un agujero en mitad del bosque a una mujer disfrazada de Papá Noel. Se trata de Rebeca Expósito (Maru Valdivieso), una delincuente huida de la justicia a la que los niños mantendrán oculta y retenida hasta que les diga dónde está el dinero que ha robado o, en su defecto, hasta que la policía ofrezca una recompensa por ella y puedan cobrarla.

Fotograma de Cuento de navidad (2005).
Cuento de navidad, desde su inicio, destroza cualquier prejuicio que pudiéramos sentir hacia la obra de Paco Plaza, logrando aunar en apenas 70 minutos terror, suspense, aventuras, comedia y fantasía, dando como resultado un producto mucho menos artificial que otros que posteriormente han intentado resucitar el espíritu del cine juvenil de los 80. Paco Plaza lo consigue sin aparente esfuerzo, plagando la pantalla de estímulos que nos retrotraen a nuestro pasado como incipientes consumidores de cultura pop, asimilando los códigos del cine de Spielberg (no mostrando los rostros de los adultos, por ejemplo) para subvertirlos: si bien durante los primeros minutos nos hace creer que estamos viendo a un grupo de niños inocentes y de buen corazón, pronto descubrimos que su amistad y sus actitudes están a punto de corromperse cuando entra en juego la avaricia; incluso se atreve a ir más lejos al presentar a Peti y Eugenio como dos pequeños aspirantes a psicópatas, capaces de hacer un ritual de vudú y de maltratar psicológicamente a la que, en otras circunstancias (y estas circunstancias terminan llegando durante el clímax final), sería la malvada de este cuento macabro.

La película sólo se resiente de algunas interpretaciones ligeramente torpes, pero posee una eficacia muy superior a los anteriores trabajos de Plaza y, por si fuera poco, sirve como adelanto de lo que más tarde será REC 3: Génesis: esa mezcla entre sentimentalismo y mala uva, entre momentos agradables y explosiones gore, esa utilización de canciones en principio poco apropiadas para ambientar una escena de suspense (aquí el Yes sir, I can boogie de Baccara) y la representación de una sociedad cutre por defecto ya están presentes en Cuento de navidad, la primera constatación de que en Paco Plaza  hay algo más que un simple artesano al servicio de proyectos ajenos.

A partir de aquí, el director comienza a divertirse y a divertirnos. Surgen en este instante REC (2007) y REC 2 (2009), de las que, como saben, me encargaré en otros capítulos de este especial. Apuntar, no obstante, que el hecho de que el gran público no pueda acceder en pantalla grande o televisión a Cuento de navidad (ya que sólo se estrenó en DVD) mantiene a Plaza en un segundo plano durante los dos primeros títulos de la saga REC, al menos a ojos de los espectadores que le ven como un segundón y que, de manera injusta, piensan que los mayores hallazgos de la serie se deben a Jaume Balagueró.


La confirmación de un nombre propio. 

Fotograma de Maldito viernes (2008).
Todavía esperando una oportunidad mejor de mostrar en salas de cine su reencontrada pasión por el fantástico, Paco Plaza comienza a explorar otros medios y a dejar aflorar su verdadera personalidad. En 2008, para el festival de trailers falsos Teaserland, Plaza dirige una breve pieza de 50 segundos protagonizada por la que comienza a ser su musa, Leticia Dolera. Rodada en blanco y negro y en una única toma, Maldito viernes es el fingido avance de una hipotética película de vampiros que, según comenta el propio director, aspira a poder realizar algún día, situándola actualmente entre sus proyectos prioritarios después de REC 3: Génesis, una vez que las riendas de la saga han sido tomadas en solitario por Jaume Balagueró para la cuarta parte.

Leticia Dolera en Luna di miele, luna di sangue VII (2010).
Nos encontramos en este punto con otra rareza significativa: otra vez Dolera, vestida de novia e inmersa en una historia de terror, protagoniza Luna di miele, luna di sangue VII (2010). Según comenta Paco Plaza en su blog, el cortometraje se crea para un concurso auspiciado por PortAventura en el que los participantes pueden presentar una película que no sobrepase el minuto de duración. La de Plaza lo supera, supongo que conscientemente (por mucho que en blog bromee diciendo lo contrario) y le sirve para ironizar sobre las propias bases del certamen y, sobre todo, para hacer chistes a costa de los códigos del cine de terror, sobre la lentitud de los psicópatas a la hora de matar a sus víctimas indefensas y sobre los giros de guión inesperados en el último rollo de la película.

Fotograma de REC 3: Génesis (2012).

Luna di miele, luna di sangue VII nos hace sospechar que los detalles humorísticos que hay en REC 2 se deben más a la mano de Paco Plaza que a la de Jaume Balagueró, algo que resulta por fin evidente gracias al estreno de REC 3: Génesis (2012). La cinta confirma a Plaza como un amante del trash, introduciendo infinidad de referencias que van desde el Fantaterror al Splatstick, pasando por la Exploitation italiana y rematando con cierto costumbrismo berlanguiano, como veremos en la crítica que publicaré dentro de este monográfico.

Y así, con la sonrisa en los labios provocada por el recuerdo de REC 3, llegamos al final de esta biofilmografía de Paco Plaza, director que ha sabido sustituir lo irritante por lo memorable y a quien habrá que seguir y apoyar en sus futuros pasos como cineasta. 


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ESPECIAL REC. ÍNDICE:
4) Próximamente.
5) Próximamente.
6) Próximamente.
7) Próximamente

2 comentarios:

BORJA dijo...

A Plaza tendremos que mimarle un poco, y esperar a que le caigan buenos guiones en las manos. Por lo pronto, se agradece que esté haciendo sus propias ideas.
Tengo una pega que ponerle, y es que en cierto modo, parece contentarse con poco en sus guiones, y le falta algo de garra a la hora de manejar actores y secundarios ( o mejor dicho, a la hora de darles cancha enel guión). Esto se aprecia en la segunda mitad de REC 3, pero lo dejaremos ahí hasta que caiga la crítica correspondiente.
Plaza Bien.
Pedro Bien.

Pedro José Tena dijo...

A Plaza hay que demostrarle AMOR, porque ahora mismo es el único que se atreve a hacer una película de terror con humor y gore para estrenarla en cines, dejando a un lado lo que se supone que tendría que haber hecho (contentar a los fans continuistas) y con buena factura, alejándose de la casposidad en la que se amparan otros para disimular, a veces su torpeza.

Tendrá sus cosas, pero es para darle todo nuestro apoyo.