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28 nov 2007

Pegado a mis retinas: el combate final de 'Érase una vez en China'

Da igual que el protagonista tuviera que ser doblado en algunos planos debido a una lesión en la rodilla, lo mismo da que la plagiaran en El Mosquetero, es indiferente que la hayan debido ver ya quince veces como mínimo... esta monumental pelea entre Jet Li y Yee Kwan Yan al final de la gloriosa Érase una vez en China sigue siendo uno de los más bellos momentos del cine de artes marciales de todos los tiempos. Una celebración del wirework y de la épica marcial que inició una saga irregular pero harto interesante y que contenía, ya sólo en esta primera entrega, un puñado de secuencias magistrales de las que hacen que nos suden las manos y se nos muevan los pies buscando un punto de impacto en la pata de la silla o mesa más cercana.

El formato del vídeo no es el correcto, pero aún así me sirve para inaugurar (con guiño al Sr. Ruso incluido en el título) una sección en la que tendrán cabida todos esos instantes de placer estético o placer a secas que por algún motivo han formado parte de mi educación audiovisual, independientemente de su género o procedencia. ¿Qué mejor manera de empezarla que con chinos dándose hostias?


5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Pero que bien que se hostian estos chinos!

José Viruete dijo...

Sencillamente sensacional.

Anónimo dijo...

No he visto la peli, pero la pelea es impresionante, asi que la apunto en la libreta (joer.....tengo demasiadas pelis ya que ver).

Pedro José Tena dijo...

Bueno, a ver si con este invento soy capaz de contestar de una vez a los comentarios.

Me alegra que os guste el vídeo.

SR. RUSO, los chinos es lo que tienen: aún en películas malas se hostian mucho mejor que los occidentales. Lo genial de 'Érase una vez en China' es que, además, es buenísima. O como dice VIRU, "sencillamente sensacional".

KARELIA, algún día me tienes que decir qué tienes apuntado en esa libreta. Lo mismo te puedo ayudar a desechar lo menos interesante, jeje.

Saludos y a ver si se publica esto.

Pedro José Tena dijo...

¡EUREKA!