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28 dic 2009
'Ninja Assassin' / 'Ninja'
21 dic 2009
'Donde viven los monstruos'
6 dic 2009
¿Esta no es una historia de amor?
"Esta no es una historia de amor". Esa es la advertencia que una voz en off nos hace al comienzo de (500) DAYS OF SUMMER (traducida aquí como 500 DÍAS JUNTOS), de Marc Webb, lo que nos sitúa de inmediato en una posición cómoda a los que no sentimos especial predilección por las comedias románticas convencionales, así como en una situación de escepticismo a los fieles a dicha corriente, confiados en que una historia de chico-conoce-a-chica producida en Hollywood y distribuida por la Fox no puede resultar algo demasiado atípico. ¿Es una falsa sentencia? ¿Realmente no es ésta una historia de amor? Supongo que depende de a quién se pregunte, de lo que cada uno haya vivido y de cómo sea la vida sentimental de cada espectador. Desde luego, si lo que esperan es una historia de amor en la que al final los protagonistas, Tom y Summer (gigantescos Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel), acaben juntos, ésta no es su película. De hecho, aquí está la gracia del asunto: 500 DÍAS JUNTOS narra el periodo que transcurre desde que los protagonistas se conocen hasta que Tom aprende a pasar página y olvidar su relación con Summer. Pero no lo hace cronológicamente, sino que salta de un día cuatrocientos al uno, luego al veintitantos, después al ciento y pico, y así sucesivamente, creando un interesante juego de espejos en el que vemos cómo un chiste hacía gracia al comienzo de la relación y cómo causa el hastío una vez superada la chispa inicial, del mismo modo que una idéntica frase puede resultar un alivio o un drama cuando se pronuncia en contextos separados por el tiempo y el desgaste.Visto así igual les puede parecer complicado, pero no he estado recomendando la película a todo el que ha querido escucharme durante las últimas semanas por casualidad: 500 DÍAS JUNTOS tiene la virtud de generar entusiasmo, tiene la rabia y los altibajos de una canción de desamor, posee recursos visuales arrebatadores (dividir la pantalla mostrando en una parte las expectativas de Tom y en otra la realidad es simplemente genial, y por otra parte me resulta angustiosamente familiar), una banda sonora perfecta (que va de The Smiths a… Patrick Swayze, q.e.p.d.), un reparto brillante y un guión sagaz y ágil. Parecen muchos superlativos para una sola película, pero ninguno sobra. 500 DÍAS JUNTOS es un himno pop hecho película, emocionante, accesible y pegadizo. Y no sé qué les parecerá a ustedes cuando la vean, porque quizá mi impresión se deba a que comparto con el protagonista una visión sobre las relaciones tan idealista que sólo nos conduce al fracaso, la soledad y la infelicidad, pero a mí, sobre todo debido a mi nefasto y casi secreto historial sentimental, 500 DÍAS JUNTOS sí me parece una historia de amor ajustada a la realidad. Y ahora me voy a escuchar ‘There’s a light that never goes out’ de los Smiths, por enésima vez en lo que va de semana…
Publicado originalmente en la edición impresa de Crónicas de un Pueblo.
29 nov 2009
'Paranormal Activity' / 'The Poughkeepsie Tapes'
Pero si de verdad lo quieren pasar mal con un terror más apegado a la realidad, deberían rescatar otra película que también se hace pasar por verídica y que, además, adapta el formato televisivo de los Crímenes imperfectos y otros programas similares, con dramatizaciones, testimonios y un detalle extra que convierte la experiencia en algo perturbador: The Poughkeepsie Tapes es un falso documental en el que se analiza el caso de un asesino en serie cuyo modus operandi muta a cada asesinando, manteniendo únicamente la constante de ser grabados en vídeo. Al contrario que Paranormal Activity (donde lo que vemos es únicamente, y siempre siendo conscientes de su condición de artificio, lo que los protagonistas filmaron), The Poughkeepsie Tapes posee un esquema bien definido en el que sí hay una progresión dramática y una estructura que va arrojando mayor información sobre el caso a medida que se acerca su conclusión, lo que nos conduce a un tramo final escalofriante en el que asistimos a la entrevista realizada a la que se supone es la única superviviente del psicópata protagonista (en la que queda claro hasta qué punto alguien que ha sufrido traumas similares puede quedar marcado de manera irreversible). Algo interesante de la película es que a pesar de su vocación verista no renuncia al Grand Guignol, con ese serial killer que para cometer sus crímenes se disfraza de manera bizarra y escenifica momentos de sometimiento físico y mental frente a la cámara, con sesiones de bondage extremo, además de ser aficionado a crear esculturas humanas (la cabeza de un hombre hallada sobre el vientre vaciado de una mujer). Pero no hay en ella nada fantástico, nada que, como sí sucede en Paranormal Activity, nos obligue a hacer un esfuerzo extra por asimilar como auténticas las imágenes que nos invita a contemplar, lo cual hace de The Poughkeepsie Tapes una experiencia seca, incómoda y poco apropiada para las multisalas en las que triunfa la primera.
22 nov 2009
'Doomsday - El día del juicio'
9 nov 2009
Ministerio de Vergüenza
Es 21 de Octubre de 2009. Enciendo el ordenador, miro el correo, abro el Word para escribir la crónica de este mes, pensando en cuál de los temas de los que quiero hablar me centro. Mientras me decido, abro el Facebook. Un amigo se hace eco de una noticia: “SAW VI PROHIBIDA”. ¿Pero qué…? Decido investigar. Los periódicos no dicen nada. Empiezo a indagar en foros y blogs. Todos dicen lo mismo y parece que va en serio: el Ministerio de Cultura ha calificado la sexta parte de la saga de terror de más éxito de los últimos años como Película X. Como no termino de fiarme, entro en la web del Ministerio de cultura y me encuentro con esto:
Quien ya ha visto la película en pase de prensa dice que no hay mucha diferencia entre ésta y las cinco, CINCO, anteriores, las cuales se estrenaron sin mayor problema con una calificación para mayores de 18 años. Siendo optimista, empiezo a pensar que posiblemente sea una errata de la web del Ministerio, y que no puede ser que una producción comercial, de la que Buena Vista (propiedad de Disney) tiene 300 copias listas para estrenar en otros tantos cines, tenga la misma etiqueta que otras que aparecen debajo en el listado como ‘Las vecinas de mi barrio echan uno a diario’ o ‘Mami, mi novio es negro ¿Quieres conocerlo?’. Entro en la web ‘entradas.com’ a ver si consigo ver la película en la cartelera de alguna sala de España. Nada. Ha desaparecido. Envío a un sms a una amiga que conoce a alguien que trabaja en el cine Conquistadores de Badajoz (la información casi nunca llega de primera mano, oigan) y me confirma el desastre: no podrán proyectar la película, cuyo estreno estaba previsto para el 23 de Octubre, y toda sala que exhiba un mísero póster de la misma será multada con 60.000 euros. Bueno, todas las salas no. Aquí llega lo divertido: con esa calificación ‘Saw VI’ puede ser estrenada únicamente en las menos de diez salas de cine porno que quedan abiertas en España, lo cual resulta bastante difícil porque, según leo (no piensen que…), estos locales no tienen ya proyector de 35 mm y no pueden pasar ninguna película que no esté en formato DVD.
Según lo estipulado en la Ley de Cine de 1982, puede ser considerada X toda aquella película que muestre contenido pornográfico o haga apología de la violencia. Algún iluminado ha decidido que esta sexta parte es aún más extrema que las anteriores y le ha colocado una X que será, posiblemente lo esté siendo ya en el momento en el que escribo estas líneas, objeto de debate. O debería serlo, ya que esto puede sentar un peligroso precedente que nos haría retroceder a tiempos pasados en los que todavía existía una censura férrea que velaba, o eso querían hacer creer, por la salud mental y moral de personas que, y esto es lo que me mata, tienen capacidad de decisión y capacidad intelectual para interpretar lo que están viendo, diferenciando perfectamente la realidad de la ficción. Por otro lado, los conspiranoicos apuntan la posibilidad de que esto sea una estrategia del Ministerio para comenzar a atacar al cine norteamericano y potenciar el europeo (en la reciente ‘Anticristo’, europea, de Lars Von Trier, aparecían eyaculaciones sangrientas y amputaciones de órganos sexuales en primer plano, sin que por ello dejara de estrenarse en salas comerciales). En Buena Vista están dispuestos a apelar a la justicia, así que cuando tengan este artículo en sus manos posiblemente ya se sabrá qué ha pasado con todo este bochornoso asunto. De momento sólo puedo terminar con una palabra: vergüenza.
Publicado originalmente en la edición en papel de Crónicas de un Pueblo.
3 nov 2009
'¿Estamos muertos o... qué?'
En Dead Heat tenemos estas características bien reflejadas: por un lado una adscripción a las buddy-movies ochenteras, con dos policías de distinto carácter (aunque aquí Treat Williams y Joe Piscopo son amigos desde antes que comience la historia) intentando resolver una trama de atracos y asesinatos a golpe de tiroteos imparables, persecuciones y chistes malos; por otro, una querencia por fórmulas más antiguas que van desde el nombre de uno de los protagonistas, Doug Bigelow, que hace referencia explícita al Frank Bigelow de D.O.A. (de la que, no en vano, muestra un fragmento en determinada secuencia), hasta la elección de Vincent Price como secundario de lujo o el guiño final a Casablanca. Pero es el nombre del otro protagonista, Roger Mortis, el que nos pone en la pista sobre las intenciones del guión de Terry Black (hermano de Shane Black, quien hace un cameo como policía): un sentido del humor negro con chascarrillos alrededor de la muerte, el más allá, la resurrección y la inmortalidad. Dead Heat es una película de acción protagonizada por un muerto viviente y un compañero a punto de serlo, enfrentados a una sociedad de viejos millonarios que utilizan a su vez a otros revividos para hacerles el trabajo sucio (hasta patos y cerdos agridulces si hace falta) y que, dentro de la hilaridad, propone una idea interesante y no falta de mala baba: cuando Mortis ha fenecido, ha resucitado y sabe que apenas le quedan unas horas extra como zombi hasta descomponerse por completo, es cuando más vivo se siente, cuando puede romper las reglas de su hasta entonces cuadriculada vida, saltarse la ley de la que era representante y entregarse a una excitante aventura con los minutos contados en la que puede permitirse imitar a Terminator. Vista de nuevo la película veinte años después de su estreno, sigue siendo una comedia de acción divertida, rápida y agradable, además de un festín para los fans del látex como efecto especial favorito. Valga esta reseña, sobre todo, para descubrir la película a esos cuantos jóvenes que me leen y que no tuvieron el placer de poder conocerla en su momento.
2 nov 2009
'Infestation'
Hay sin embargo algo agradable en la película y tiene que ver con su remota eficacia a la hora de evocar la ciencia-ficción con monstruos más clásica y básica, además de un sentido del humor no demasiado fino que va desde unas situaciones afortunadamente simpáticas (los supervivientes recorriendo las calles en bicicleta para no atraer a los insectos, ya que es el único vehículo que no emite ruido) hasta unos actores que no parecen jamás creerse lo que se supone que tienen que estar recreando.
Si la pillan cualquier tarde de domingo en Cuatro o en SyFi Channel sin nada mejor que hacer, igual le sacan algún provecho. Pero no hagan ningún otro tipo de esfuerzo por verla. Aunque no aburra, no merece tanto la pena, ni siquiera por Ray Wise o el perro-araña.
31 oct 2009
'Truco o trato'
LO MEJOR: No pierde el tiempo y sabe conjugar con acierto muchos elementos terroríficos. LO PEOR: Que todavía no haya secuela. |
28 oct 2009
'This is it'
Al mismo tiempo, podemos apreciar un Michael Jackson profundamente religioso y activista de la causa ecológica, así como alguien controlado por su don artístico: después de interpretar I just can't stop loving you como si estuviera delante de miles de personas, se queja al equipo de que no debería forzar su voz ya que sólo están ensayando, pero es gracias a esa incapacidad para controlar su pasión sobre el escenario que This is it, la película, llega a convertirse en algo tan emocionante: primero porque resulta vibrante ver al artista interpretando por última vez sus temas más conocidos (con la afortunada inclusión de otros que no lo son tanto, como Speechless o Threatened, que sólo reconocerán los muy fans) con una energía en los movimientos insospechada, y segundo porque planta dentro de los espectadores más entregados la semilla de la frustración, al invitarles a imaginar lo que podría haber dado de sí el espectáculo una vez finalizado y presentado en directo. En este sentido es digno de destacar también la inclusión de vídeos inéditos, o fragmentos de ellos, que estaban preparando para proyectar en la pantalla del O2 Arena de Londres: una nueva versión de Smooth Criminal que reutiliza partes del vídeo original junto a escenas nuevas y un montaje que sitúa a Michael recogiendo el guante de Gilda y esquivando las balas de Humphrey Bogart; Thriller es también objeto de nuevas imágenes en las que se recupera un fragmento inédito del rap de Vincent Price que no había sido incluído en la versión original; y por último Earth Song se apoya en las imágenes de una niña perdida en medio de una deforestación salvaje.
Todo el proyecto está concebido con la sana intención de rendir tributo artístico al legado musical de Michael Jackson y convertirse en un regalo para fans. La duda está en si las dos horas de este collage, que además se proyecta en versión original subtitulada (otra de las gratas sorpresas del evento), resultarán un producto plúmbeo para los que no son fans de Jackson, ya que el resultado final no parece el idóneo para satisfacer a curiosos, morbosos o casuales, tampoco para los que busquen un análisis profundo sobre la huella de su protagonista en la cultura pop o un espectáculo audiovisual como Moonwalker. This is it no es más que lo que promete: un montaje de los mejores momentos de los ensayos para los truncados conciertos londinenses (impagable, casi doloroso, es el ensayo de I'll be there), con un acabado técnico propio de su carácter de grabación personal, empaquetados y servidos con buen gusto y una decencia (por todo lo que he explicado antes) que, siendo sincero, no esperaba encontrar. Su grado de fascinación depende, pues, de la relación que ustedes tengan con la figura de Michael Jackson, aunque en este caso la etiqueta "sólo para fans" debería considerarse más un elogio que un agravio. Un último apunte: no se levanten hasta que finalicen los títulos de crédito.