(Insidious. James Wan. Estados Unidos. 2010. 93 minutos) Conocer en persona a James Wan resulta chocante: parece mentira que ese joven con aspecto de veinteañero resacoso de risa floja y maneras nerviosas sea el responsable de Saw, Death Silence (quizá su mejor película) y Death Sentence. Sin embargo, a pesar de las apariencias, Wan sigue consolidándose como una de las mentes más interesantes del fantástico moderno gracias a Insidious, película que quizá se adhiera con mayor apego al subgénero al que pertenece que las anteriores de su filmografía, en cuanto a que es más respetuosa con los códigos genéricos a los que se adscribe, pero que no por ello deja de resultar un modélico ejercicio de terror clásico que, tirando de referencias, sitúa a los personajes de Poltergeist o La leyenda de la mansión del infierno en la casa de Paranormal Activity para adentrarlos en el más allá lleno de luces y niebla de El secreto de Joey. La presencia en la producción de Oren Peli, director del primer Paranormal Activity, nos hace pensar en Insidious como si fuera una versión mejorada de aquella, narrando con estilo clásico, terrorífico y artesanal más o menos lo mismo, es decir, las tribulaciones de una familia contra una fuerza maligna que no está anclada en un edificio, sino que va siguiendo a una persona en concreto vaya donde vaya. ¿Cómo escapar del Mal cuando uno lo lleva dentro? Con la ayuda de unos cazafantasmas que, gracias a sus herramientas y a su actitud (uno de ellos interpretado por el guionista, Leigh Whannell), aportan ciertas dosis de distanciamiento irónico dentro de un clima general de respeto hacia las haunted-house-movies. A pesar de rendirse finalmente a las convenciones del subgénero y a que pierde el norte por momentos (especialmente durante el clímax final, más fantástico que terrorífico y con un diseño de producción discutible), Insidious contentará a los que gusten de pasar miedo en el cine y que empiecen a estar cansados del terror subjetivo. Bravo por James Wan.
2 comentarios:
Completamente de acuerdo.
El principio, aunque cargado de tòpicos, nos sumerge en un film de casa ocupada por un espectro, después vira genialmente a que el espectro no quiere ocupar esa casa, sino que quiere poseer al pequeño de la familia. Genial!!!. Pero su tramo final es un tanto ridículo. No sabía yo que el más allá era lo más parecido a un pasaje del horror de feria de pueblo.
PD- Estupenda crítica y comparación con otras pelis: "sitúa a los personajes de Poltergeist o La leyenda de la mansión del infierno en la casa de Paranormal Activity para adentrarlos en el más allá lleno de luces y niebla de El secreto de Joey"
Gracias, Cascky. El final no me resultó tan ridículo como a muchos, pero sí es cierto que ese tono de teatrillo ambulante anula en parte lo conseguido durante toda la película.
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