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27 feb 2011

'La trampa del mal'

(Devil. John Erick Dowdle. Estados Unidos. 2010. 80 minutos) En 1984, el alemán Carl Schenkel estrenaba una película titulada Vacío (Abwärts) que narraba la historia de cuatro personajes encerrados en un ascensor: un ejecutivo publicitario, una mujer de buen ver, un tipo de mediana edad con un maletín misterioso y un joven que sólo llevaba dos días trabajando en el edificio. En menos de noventa minutos, Schenkel exponía un cuadro de tensiones ascendentes en el que los cuatro caracteres entraban en conflicto y suponían una amenaza añadida al escenario tan poco halagüeño en el que ya se encontraban. Si M. Night Shyamalan, creador de la idea en la que se basa esta La trampa del mal con la que da inicio a The Night Chronicles, ha visto o no la película de Schenkel es algo que desconozco... y será algo que nunca sabremos si hacemos caso a los rumores que hablan sobre el desproporcionado ego del director. Pero si conocen Vacío, que fue distribuida en vídeo en España y pasó por televisión, les resultará imposible no pensar en ella mientras ven La trampa del mal, ya que tanto la premisa como detalles básicos para crear suspense (el personaje que sólo lleva un par de días en el bloque, el misterio de un maletín/mochila de contenido desconocido...) se parecen en exceso.

LO MEJOR: Algunas de las muertes.
LO PEOR: Todo lo demás.
Lo que hay de nuevo con respecto a la película alemana es también lo peor de la cinta apadrinada por Shyamalan y dirigida por el responsable de la acojonante The poughkeepsie tapes, John Erick Dowdle. Se trata del elemento fantástico, tratado aquí con una simpleza que roza el ridículo en ocasiones, como todos esos momentos en los que el vigilante interpretado de manera pésima por Jacob Vargas intenta aportar la visión religiosa a la historia. Pero eso es algo de lo que adolece prácticamente toda la película: hay una falta de credibilidad alarmante no sólo en las interpretaciones de los actores, que al fin y al cabo no tienen un buen material al que agarrarse, sino en la manera en la que están dibujados los personajes, caricaturas que deberían estar mejor diseñadas cuando el peso del relato tiene que caer sobre ellos, ya que de lo que se trata es de aguantar ochenta minutos a cinco individuos encerrados en un ascensor. El hecho de que uno de ellos sea el diablo es lo que pretende hacernos creer la historia, pero al estar narrada desde el punto de vista de un personaje que lleva su religiosidad hasta extremos grotescos hace que algunos sintamos un inmediato rechazo hacia lo que se nos está contando. Estamos ante una miniatura simpática a lo sumo, pero que denota en exceso su condición de idea alargada y que se llega a hacer larga y moderadamente aburrida a pesar de no llegar a la hora y veinte de duración. Técnicamente es muy digna, con una buena fotografía de Tak Fujimoto y una banda sonora del español Fernando Velázquez muy por encima de la calidad de la película, pero esto es lo mejor que se puede decir de este cuento cargado de moralina.  

26 feb 2011

'The Mechanic'

(The Mechanic. Simon West. Estados Unidos. 2011. 88 minutos) Hay dos vertientes en la filmografía de Jason Statham. Por un lado, están esas películas que suponen un chute de adrenalina, en las que todo es posible y la destrucción, el frenesí y las somantas de palos son el principal reclamo. Hablamos, claro, de la saga Transporter, de las dos Crank o de Death Race. Por otro, están esos títulos que pueden resultar menos estimulantes para el público ávido de extravagancias, en los que se apura algo más el realismo y la acción no es constante ni desmadrada. Ahí estarían War (El Asesino) o Caos, a las que ahora se les une The Mechanic, remake de la cinta homónima de 1972 protagonizada por Charles Bronson y Jan-Michael Vincent que fue estrenada en España con el título de Fríamente... sin motivos personales. Prefiero al Statham desbocado y salvaje, al adicto a la velocidad y al riesgo, pero eso no significa que trabajos como este que nos ocupa no merezcan la pena, especialmente en un tiempo en el que cuesta encontrar a alguien con una entrega tan consciente y religiosa al género de acción como Statham y en el que, en contra de lo que sucedía hace un par de décadas, las películas de este género se estrenan con cuentagotas y pocas veces pasan por los cines. 

LO MEJOR: La sorpresa de Ben Foster como action-hero.
LO PEOR: Pese a todo, no hubiese sobrado algo más de brío
durante su primera mitad.
Dirigida con eficacia por Simon West (responsable de aquella maravilla que fue Con Air), The Mechanic respeta las bases del original, narrando la historia de un asesino profesional que se hace cargo de un aprendiz que quiere vengar la muerte de su padre, y se convierte en un correcto thriller dividido en dos mitades bien diferenciadas: una primera parte en la que se presentan a los personajes y se tejen los hilos del conflicto que estallará más tarde entre ellos, con ritmo ajustado y parquedad de momentos expeditivos, y una segunda mitad en la que arranca la acción de manera violenta y descarnada (la primera misión del personaje encarnado por Ben Foster, cada vez mejor actor) y ya no se detiene hasta el final. Aunque en principio pueda parecer una estructura demasiado descompensada, han de saber que el argumento está desarrollado con la suficiente habilidad y que Statham y Foster aguantan tan bien sus papeles, que resulta prácticamente imposible mirar el reloj o aburrirse en ningún momento de la película, incluso siendo tan poco pródiga en momentos explosivos y sin que en ella nuestro alopécico favorito tenga ocasión de lucirse demasiado, ya que en esta ocasión debe compartir minutos con alguien más y no hay espacio para peleas contra una manada de villanos o para esas persecuciones al límite en las que Statham se siente tan cómodo. Se puede considerar The Mechanic como una película menor dentro de la carrera del actor británico, pero desde luego no hay que dejarla escapar. Hay quien se pregunta por qué Jason Statham hace siempre el mismo tipo de películas y de papeles. Yo me pregunto... ¿por qué no?

24 feb 2011

'Sed de venganza'

(Faster. George Tillman Jr. Estados Unidos. 2010. 98 minutos) Contundente y ruda como su póster promocional, Sed de venganza es, además del regreso al género de un titán como Dwayne "The Rock" Johnson, uno de los mejores regalos que el fan de la acción tradicional puede recibir: una película de venganza en la que el protagonista apenas media palabra y en la que se limita a cumplir su objetivo de exterminar uno por uno a los que mataron a su hermano. En ese sentido la cinta no podría arrancar de mejor modo: en menos de diez minutos, Johnson (a quien sólo se le conoce como Coductor) sale de la cárcel, se dirige a un escondite donde guarda un coche, una chaqueta, una pistola y una lista de nombres, se adentra en un call center y le pega un tiro en la cabeza a uno de tipos que tiene en la agenda (Courtney Gains, el mismísimo Malachai de Los chicos del maíz). El resto de la película sigue el mismo estilo, huyendo de alardes digitales o escenas de acción de diseño, con una apuesta total por la aridez visual que sólo es traicionada por ocasionales momentos en los que a Tillman Jr. se le va la mano con la composición estilizada de algunos planos. A diferencia de las festivas (y muy recomendables) El tesoro del Amazonas y Pisando fuerte, esta nueva aproximación de Dwayne Johnson a la acción se sitúa en un terreno parecido al que pisara Walter Hill con Driver o Traición sin límites, películas directas como una patada en la entrepierna de las que Sed de venganza recoge el testigo y a las que hace justicia.

LO MEJOR: Que da mucho más de lo que prometía.
LO PEOR: Que haya pasado desapercibida y que más de un
fan del cine de acción no la haya entendido del todo bien.
Hasta ahí lo que esperábamos. La sorpresa surge al darnos cuenta de que hay algo más en ella aparte de las escenas violentas, los homenajes musicales al spaghetti-western y el euro-thriller y el cuello de Dwayne Johnson a punto de estallar. La historia no sigue únicamente al Conductor y a sus futuras víctimas, sino que dedica tiempo también a otros dos personajes que tampoco tienen nombre pero que, para variar, cuentan con historia propia: el Asesino (Oliver Jackson-Cohen) es un profesional de la muerte que quiere demostrar al mundo que es el mejor en todo lo que se propone, víctima de un trauma infantil producido por una movilidad reducida de la que pudo escapar pero que le dejó cicatrices físicas y psíquicas; el Policía (Billy Bob Thornton), por su parte, es un triste agente de la ley al borde de la jubilación, drogodependiente y con problemas domésticos y de algún otro tipo. Tres personajes anónimos, que no se conocen pero que tienen una historia en común que se va desenmarañando a medida que avanza la película, intentando darse caza durante hora y media y confluyendo en un clímax atípico que, para que se hagan una idea, estaría más cerca del de Kill Bill Vol. 2 que el de Kill Bill Vol. 1. Para colmo, hay espacio también para plantear algunas dudas morales que se suelen evitar en este subgénero y que aquí están abordadas con acierto, aportando unas dosis extra de dramatismo e incomodidad para el espectador que espere únicamente un festival de carreras y tiroteos, algo que no es, al menos no únicamente, esta Sed de venganza

19 feb 2011

'Piranha 3D'

(Piranha 3D. Alexandre Aja. Estados Unidos. 2010. 88 minutos) Con toda la que está cayendo con la Ley Sinde, la piratería y la crisis económica, que también se ve reflejada en las colas de los cines, cada vez menos pobladas por culpa no sólo de la pobre economía de los espectadores, sino por el cada vez más abusivo precio de las entradas, Piranha 3D nos sirve para reflexionar sobre algo muy importante en lo que no suelen caer los que tan alegremente acusan a los internautas de ladrones. Veamos, el estreno de la película está previsto en España para el 25 de Marzo. En Estados Unidos se estrenó en Agosto de 2010, es decir, siete meses antes que aquí. Eso significa que si el 25 de Marzo no acude nadie a las salas donde se proyecta será porque todo aquel que realmente quisiera verla ha tenido la ocasión de hacerlo ya, incluso de manera legal: el BluRay salió en EEUU el 11 de Enero, lleva subtítulos en nuestro idioma y se puede comprar en Amazon, por ejemplo. Pregunta retórica: ¿con todo lo bien que se ha escrito sobre la película, aprovechamos la primera oportunidad que tengamos de echarle un vistazo o aguantamos siete meses para poder hacerlo, pagando por dos entradas con el precio inflado por el 3D lo mismo que nos costaría el BluRay y con la incertidumbre de si realmente se estrenaría en España o no? 

LO MEJOR: Consigue todo lo que se propone.
LO PEOR: Que alguien sea capaz de aburrirse con ella.
Con todo, y aunque ya la he disfrutado dos veces, no descarto ir al cine a verla ya que, hasta ahora, contradiciendo al engreído de James Cameron y secundando al mucho más inteligente Rubén Lardín, es posible que Piranha 3D sea una de las pocas películas que de verdad merezcan la pena ver en ese sistema, ya que en la versión en 2D se intuye el festival que debe ser en formato tridimensional: Kelly Brook bailando completamente desnuda mientras bucea, miembros amputados y mordisqueados flotando en el agua, un montón de feroces pirañas avalanzándose contra el público y varios estímulos más con un carácter grotesco y desagradable a la par que lúdico y jocoso. Piranha 3D tiene todo lo necesario para que nos lo pasemos a lo grande: comienza como una comedia juvenil en plan Los Albóndigas III, sigue como una película de terror bestia y sanguinolenta y culmina en plan cinta de acción rumbera. Además, resulta imposible no contagiarse de la alegría que desprenden sus actores: se nota que Jerry O'Connell, Eli Roth, Kelly Brook y Steven R. McQueen se lo pasan teta en sus respectivos papeles, mientras que Elisabeth Shue, Ving Rhames y Christopher Lloyd aportan el perfecto contrapunto serio, por decirlo de algún modo, en medio de un bellísimo caos de efectos especiales, camisetas mojadas, sangre a borbotones y chistes guarros. La película del año, si no fuera porque es del año pasado

13 feb 2011

'Red'

(Red. Robert Schwentke. Estados Unidos. 2010. 111 minutos) Partiendo de un cómic de Warren Ellis como base que es traicionado al cuarto de hora de película (cuando descubrimos que el agente secreto retirado Frank Moses no está sólo en su aventura y que, además, se mueve guiado por sus sentimientos hacia una contable, no sólo por su instinto de supervivencia), el alemán Robert Schwentke ha dirigido una de las cintas más divertidas que se han estrenado en los últimos meses, además de una nueva demostración de que la acción viejuna está de moda, tras el éxito de Los mercenarios y otra adaptación de un cómic de la DC que no corrió tanta suerte comercial, Los perdedores, la cual guarda con Red no pocas similitudes: además de recordar en algunos de los escenarios que utiliza para enmarcar las escenas de acción (más que decentes, por cierto, en ambos casos), comparten también la historia de un grupo de mercenarios retirados que han de mantenerse unidos para sobrevivir a un plan urdido contra ellos con la intención de borrarles del mapa para siempre. La mayor diferencia es que en Los perdedores existía cierto poso dramático y crepuscular que en Red se torna en una ligereza y una comicidad dignas de agradecimiento: más que una reunión de viejos amigos que se quejan de lo poco que les queda de vida o de cómo han cambiado los tiempos (algo que, no obstante, también está presente), en Red asistimos a una celebración de la experiencia, una fiesta entre veteranos que rememoran con gracia triunfos pasados mientras planean el siguiente festín de tiros.

LO MEJOR: Helen Mirren con ametralladora.
LO PEOR: El clímax es un poco pocho.
Algunos se han llevado las manos a la cabeza por la decisión de Helen Mirren de participar en esta fiesta. Pobres. Mientras estos se lamentan y se dan cabezazos contra la pared intentando asimilar que una actriz británica de prestigio se preste a participar en una película así, los demás podemos regocijarnos viendo a semejante dama empuñando un calibre 50 o una ametralladora sin pestañear, a John Malkovich pasándoselo en grande y contagiándonos de su locura, a Mary-Louise Parker con cara de niña en un parque de atracciones, a Morgan Freeman mirándole el culo a una enfermera, a Brian Cox carcajeándose con una botella de vodka en la mano y a Bruce Willis y Karl Urban propinándose una ración de hostias como no veíamos desde que Roddy Piper y Keith David hicieran lo mismo en Están vivos. Puede que su enmarañada trama denote demasiado su condición de vehículo para enlazar una serie de set-pieces cada cierto tiempo, o que echemos en falta un clímax de mayor envergadura e intensidad, pero no importa demasiado si a cambio tenemos escenas como la del asalto a la casa de Moses, su salida del coche en movimiento mientras dispara o aquella en la que nos enseñan para qué puede servir un cerdito de peluche. Si no se lo pasan bien con esto igual deberían considerar que quizá tengan un problema.

6 feb 2011

'The Green Hornet'

(The Green Hornet. Michel Gondry. Estados Unidos. 2011. 119 minutos) Hoy recordada casi exclusivamente por los fans de Bruce Lee y por los amantes de la cultura pop, THE GREEN HORNET fue en un primer momento un serial radiofónico que comenzó a emitirse en 1936 y que más tarde, a mediados de los 60, fue adaptado a la televisión con escasa fortuna entre los espectadores. La intención era crear un fenómeno similar al BATMAN de Adam West, sin embargo, las aventuras del Avispón Verde y su fiel ayudante Kato (interpretado por Lee), no gozaron del beneplácito del público y pronto fueron retiradas de la parrilla. Quizá el problema estaba en que el verdadero dueño del show era Bruce Lee, quien en un principio era un segundón pero que finalmente fue quien se ganó el aplauso de la audiencia. En el cine asiático aún se pueden apreciar guiños al personaje, siendo todo un icono la imagen del luchador marcial con antifaz negro (inspiró el díptico BLACK MASK, aparece en algunos momentos de LEGEND OF THE FIST: THE RETURN OF CHEN ZHEN y fue también utilizado por Quentin Tarantino en KILL BILL, donde también usó el tema musical de GREEN HORNET en la banda sonora). En resumen: Kato mola, el Avispón Verde no.

LO MEJOR: Jay Chou como Kato.
LO PEOR: Lo insoportable que resulta Seth Rogen.
Lo mismo sucede en la adaptación cinematográfica dirigida por el interesante Michel Gondry, autor con una personalidad bien marcada que pierde en parte en este capricho personal que se ha permitido: rodar una cinta de superhéroes al estilo Hollywood, con gran presupuesto y profusión de escenas de acción y efectos especiales. En ella, Kato vuelve a ser la estrella del show, con Jay Chou retomando el papel de Bruce Lee y llevándose las simpatías del público, mientras que Seth Rogen en el papel de Britt Reid/Avispón Verde hace justo lo contrario: su personaje resulta francamente insoportable en algunos momentos, haciendo gala de una antipatía y un sentido del humor ineficaz que se hacen protagonistas de los peores momentos de la cinta, planteada como comedia más que como largometraje de acción. Es una pena que una película que se toma tan a broma la tarea del superhéroe, llena de escenas de destrucción e inventiva visual (a pesar de las convenciones, Gondry utiliza algunos recursos ingeniosos, como el seguimiento múltiple de varios personajes en una pantalla dividida), tenga que contar con un enfoque tan irritante para el personaje protagonista, además de con una sosa y cada vez menos atractiva Cameron Díaz haciendo de florero. Suerte que están Chou y Christoph Waltz, éste como villano bastante peculiar: es capaz de matar a sangre fría a su mejor amigo, pero en realidad actúa movido por un evidente complejo de inferioridad y por su crisis de la mediana edad. Y bienvenido sea también su tono ligero y su sana vocación de divertimento, especialmente en una época en la que la vacua trascendencia se ha adueñado del cine espectáculo y todo el mundo parece empeñado en que si una película divierte será porque no es muy buena. Así nos va...


*Publicado originalmente en la edición impresa de Crónicas de un Pueblo.