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13 feb 2011

'Red'

(Red. Robert Schwentke. Estados Unidos. 2010. 111 minutos) Partiendo de un cómic de Warren Ellis como base que es traicionado al cuarto de hora de película (cuando descubrimos que el agente secreto retirado Frank Moses no está sólo en su aventura y que, además, se mueve guiado por sus sentimientos hacia una contable, no sólo por su instinto de supervivencia), el alemán Robert Schwentke ha dirigido una de las cintas más divertidas que se han estrenado en los últimos meses, además de una nueva demostración de que la acción viejuna está de moda, tras el éxito de Los mercenarios y otra adaptación de un cómic de la DC que no corrió tanta suerte comercial, Los perdedores, la cual guarda con Red no pocas similitudes: además de recordar en algunos de los escenarios que utiliza para enmarcar las escenas de acción (más que decentes, por cierto, en ambos casos), comparten también la historia de un grupo de mercenarios retirados que han de mantenerse unidos para sobrevivir a un plan urdido contra ellos con la intención de borrarles del mapa para siempre. La mayor diferencia es que en Los perdedores existía cierto poso dramático y crepuscular que en Red se torna en una ligereza y una comicidad dignas de agradecimiento: más que una reunión de viejos amigos que se quejan de lo poco que les queda de vida o de cómo han cambiado los tiempos (algo que, no obstante, también está presente), en Red asistimos a una celebración de la experiencia, una fiesta entre veteranos que rememoran con gracia triunfos pasados mientras planean el siguiente festín de tiros.

LO MEJOR: Helen Mirren con ametralladora.
LO PEOR: El clímax es un poco pocho.
Algunos se han llevado las manos a la cabeza por la decisión de Helen Mirren de participar en esta fiesta. Pobres. Mientras estos se lamentan y se dan cabezazos contra la pared intentando asimilar que una actriz británica de prestigio se preste a participar en una película así, los demás podemos regocijarnos viendo a semejante dama empuñando un calibre 50 o una ametralladora sin pestañear, a John Malkovich pasándoselo en grande y contagiándonos de su locura, a Mary-Louise Parker con cara de niña en un parque de atracciones, a Morgan Freeman mirándole el culo a una enfermera, a Brian Cox carcajeándose con una botella de vodka en la mano y a Bruce Willis y Karl Urban propinándose una ración de hostias como no veíamos desde que Roddy Piper y Keith David hicieran lo mismo en Están vivos. Puede que su enmarañada trama denote demasiado su condición de vehículo para enlazar una serie de set-pieces cada cierto tiempo, o que echemos en falta un clímax de mayor envergadura e intensidad, pero no importa demasiado si a cambio tenemos escenas como la del asalto a la casa de Moses, su salida del coche en movimiento mientras dispara o aquella en la que nos enseñan para qué puede servir un cerdito de peluche. Si no se lo pasan bien con esto igual deberían considerar que quizá tengan un problema.

2 comentarios:

Periko dijo...

A mi tambien me dan pena los que consideran cine solo a un genero: el drama. A estos dale miseria humana e historias de superacion personal y les sacas unas cuantas estatuillas de esas que hunden carreras. Ellos se lo pierden.

Pedro José Tena dijo...

Pues sí, Periko, ellos se lo pierden, aunque lamentablemente nunca se darán cuenta de ello y seguirán viviendo felices en la ignorancia, perdiéndose uno de los grandes placeres de la vida, como es el de disfrutar de una simple película de entretenimiento.