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20 jul 2011

'Carretera al infierno'

(The Hitcher. Robert Harmon. Estados Unidos. 1986. 93 minutos) De El diablo sobre ruedas (Duel. Steven Spielberg, 1971) a Nunca juegues con extraños (Joy Ride. John Dahl, 2001), pasando por locuras tan jugosas como Sin salida (Freeway. Matthew Bright, 1996) o Giro al infierno (U-Turn. Oliver Stone, 1997) y cintas de acción más convencionales, pero igual de disfrutables, como Sin escrúpulos (Roadflower. Deran Sarafian, 1994) o Breakdown (Ídem. Jonathan Mostow, 1997), el cine norteamericano nos ha dejado claro a lo largo de los años que esa idea romántica de atravesar las carreteras menos transitadas de los Estados Unidos en busca de libertad, paz o sosiego, puede tener más de viaje hacia tierras inhóspitas y altamente peligrosas que de vacaciones reconfortantes. Eric Red, guionista después de esa otra maravillosa road-movie terrorífica que fue Los viajeros de la noche (Near Dark. Kathryn Bigelow, 1987), consiguió con su primer largometraje infundirnos un terror que iba más allá del propuesto por Spielberg en su ópera prima: el mal no se esconde ya detrás de cada curva o cambio de rasante, no es un camión con un conductor al que nunca vemos el rostro, en Carretera al infierno el mal tiene rostro y voz, se acomoda en el asiento del copiloto y consigue infiltrarse en la cabeza del protagonista, influyendo en sus acciones y quebrantando cualquier atisbo de inocencia que pudiera quedar en él.   

LO MEJOR: Su apabullante ritmo y Rutger Hauer.
LO PEOR: Un final algo precipitado.
Carretera al infierno es una película de terror, si quieren llamarlo así, psicológico. John Ryder (Rutger Hauer) no parece que quiera realmente matar a Jim Halsey (C. Thomas Howell), sino que parece más interesado en pervertir al muchacho, en guiarle por los caminos de la violencia y el asesinato. Es como si el Coyote finalmente consiguiera atrapar al Correcaminos y, en lugar de comérselo, le enseñara a liquidar a otros de su especie. Está muy lejos en ese sentido del thriller convencional, ya que el protagonista acaba desarrollando una especie de vínculo emocional con su perseguidor, quizá porque, de algún modo, el estar al borde de la muerte y tener que luchar por su supervivencia, incluso por las de otras personas a las que ni siquiera conoce, es lo único que le hace sentir vivo ya. También es una cinta de acción. Robert Harmon, que ya avanzó de lo que era capaz con el corto China Lake (Ídem. 1983), y que volvería a explorar las posibilidades del thriller psicopático y el cine de carreteras dentro del marco de las action-movies en Sin escape (Nowhere to run. 1993) y Sin salida (Highwaymen. 2004), consiguió con Carretera al infierno alcanzar la cima creativa de su carrera, debutando con una película modélica en la que la tensión apenas da respiro al espectador y en la que se construyen implacables set-pieces donde las palabras desaparecen y dejan paso a los sonidos de cristales, metales, neumáticos, disparos y explosiones. Sin duda es una de esas cintas de culto que merecen serlo por los motivos adecuados, por sus valores intrínsecos y no por su valor nostálgico o arqueológico. No confundir con Autopista al infierno (Highway to hell. Ate de Jong, 1991), que también estaba bien, pero por otras razones.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Fíjate que desde que le volví a dar un revisionado hace bien poco, el Phenomena es lo que tiene, inlcuso pensé que podía pasar todo solamente en la mente de Halsey. Me explico, el principio es casi evidente que se trata de un desdoblamiento de personalidad o algo por el estilo pero cuando Ryder empieza a ser visto por los demás, cosa que no pasa hasta bien desarrollado el filme, las dudas empezaron a asaltarme. Pero con todo y con eso sigo pensando que la peli prodría aguantarse con el rollo psicológico y tendría hasta explicación... ¿¿¿existe realmente John Ryder o es un producto de la mente enferma de Halsey???

Anónimo dijo...

Rutger Hauer es el miedo y la paranoia psicópata en persona en ese film. Luego hicieron una secuela, ya sin él, con el hijo de Gary Busey, creo...no la ví...El remake se salva porque es bruto, y porque esta Sean Bean, que es un pedazo de actor, desperdiciado, ojala Juego de Tronos realce su carrera.

J. Glez

Juanjo dijo...

Me alegra leer por aquí tan buen artículo sobre una de mis películas favoritas. Sólo añadir lo mucho que aporta la música del gran Mark Isham a la extraña atmósfera de la película

Pedro José Tena dijo...

Lo del Phenomena me da una envidia colosal. En cuanto a lo que dices, Alexcore, creo que la teoría se va al traste cuando pasa lo que dices, que otros personajes ven a Ryder, con lo cual ya no es cosa del protagonista únicamente. Aún así, la película es más terrorífica aún: no es que Ryder sea un producto de la locura de Halsey, sino que es un tipo real que lleva a Halsey a la locura.

El remake no lo he visto, Glez, y tampoco la secuela.

Y sí, Juanjo, es verdad que la música de Isham ayuda mucho a crear esa atmósfera.

Saludos.