(Blitz. Elliott Lester. Reino Unido. 2011. 97 minutos) Ajeno a los comentarios de aquellos que le critican hacer siempre el mismo papel, Jason Statham vuelve a nuestras carteleras pocos meses después del estreno de The Mechanic (Simon West, 2011), si bien ahora lo hace con una película que se aparta moderadamente del cine de acción para adentrarse en el thriller policíaco de reminiscencias setenteras, más centrado en la austeridad expositiva, en el uso poco lúdico de la violencia y en la psicología de los personajes que en los tiroteos, las explosiones y las persecuciones descontroladas. Aquí interpreta a Tom Brant, un policía en el punto de mira de los medios de comunicación y de su propio departamento por culpa de sus métodos casi criminales para aplicar la ley. Aquejado de traumas psicológicos que le llevan al borde de la depresión, se le suma un problema extra cuando un psicópata que se hace llamar The Blitz (Aidan Gillen) comienza a asesinar policías de Londres, en venganza por una paliza que recibió a manos del propio Brant.
LO MEJOR: Es una buena oportunidad de ver a Statham haciendo algo distinto a lo habitual. LO PEOR: Que a los fans más radicales de Transporter les parecerá una mierda. |
Hay que destacar que Blitz es una producción británica realizada al margen de las normas imperantes en la industria cinematográfica de los Estados Unidos. Y se nota: en ella hay un tratamiento realista de la violencia que hace que algunas escenas rocen la incomodidad (como aquella en la que Blitz asesina a martillazos a un tipo y, sobre todo, la manera en la que reacciona ante lo que acaba de hacer), predomina un tono oscuro tanto a un nivel visual como argumental, huye del retrato turístico de Londres situando la acción en barrios periféricos y ofrece a Jason Statham la oportunidad de interpretar un personaje con algo más de enjundia de lo habitual en su carrera. Esto último no es algo que sus fans le exijamos, ni mucho menos, pero resulta comprensible que empiece a sentirse atraído por proyectos que le supongan un mayor desafío desde un punto de vista actoral. Además, la película no rechaza aprovechar la fama de tipo duro de Statham, sino que incluso la potencia llevando el estereotipo casi hasta la parodia, al hacer de Tom Brant un tipo chapado a la antigua, tan íntegro como expeditivo, enemigo de las nuevas tecnologías, machista y homófobo... que tiene que formar equipo con su nuevo superior, Porter Nash (Paddy Considine), declaradamente gay. Hay algo también homófilo en la fijación de Blitz (Aidan Gillen), ese psicópata exhibicionista y ansioso de popularidad que se mueve y aparenta como Sid Vicious, con el policía Brant, hasta tal punto que llega un momento en el que parece que todo lo que hace el psicópata va encaminado a reencontrarse con quien le maltrató meses atrás. Lo único que chirría en la película es la subtrama de la policía de narcóticos que se vuelve a enganchar a las drogas, Elizabeth Falls (Zawe Ashton), ya que no está demasiado bien integrada con el resto del argumento y nos desvía de lo que de verdad interesa: el juego del gato y el ratón entre Brant y el psicópata. Por lo demás, Blitz es una buena película, modesta y entretenida, pero quizá también poco memorable.