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21 jun 2011

'Shutter Island'

(Shutter Island. Martin Scorsese. Estados Unidos. 2010. 138 minutos) Hay dos maneras de encarar Shutter Island como espectadores. El primer modo, el más fácil, es recibirla como un super-thriller de suspense que homenajea al cine clásico de detectives y a la literatura criminal (no en vano el guión está basado en una novela de Dennis Lehane, autor de Mystic River), una película de misterio en la que los protagonistas intentan descubrir qué ha pasado con una paciente desaparecida y qué trama se esconde detrás de esa ausencia. El problema está en esperar de ella una sorpresa final, un giro inesperado que nos coja desprevenidos y que nos obligue a reformularnos mentalmente todo lo que hemos visto durante las dos últimas horas. Desde ese punto de vista, Shutter Island se podría considerar un fracaso: desde su primer plano, con ese barco saliendo de una bruma fantasmal y con esas esposas colgadas del techo de un camarote, queda claro para el espectador avispado que toda la historia transcurre en un marco onírico y, con eso en mente, no resulta nada difícil adivinar cuál es la identidad del paciente número 67. 

LO MEJOR: Su capacidad para mantenernos en vilo.
LO PEOR: No ver en ella más que un giro final previsible.
Pero la buenas películas no basan su valía en el efecto sorpresa. Psicosis (Psycho. Alfred Hitchcock, 1960) no deja de ser una obra maestra la segunda vez que la vemos, una vez que ya sabemos quién se esconde tras la peluca de la Señora Bates. Más bien al contrario, un repaso a la película nos deja ver hasta qué punto Hitchcock fue hábil para llevarnos a un territorio opresivo de pesadilla y cómo, incluso sabiendo ya el final, es capaz de estremecernos y mantenernos pegados a la silla. Shutter Island no resulta tan perfecta como Psicosis porque se le intuyen más fácilmente los hilos con los que nos intentan manejar incluso en un primer visionado. Pero eso no impide que su impecable puesta en escena consiga dejarnos ensimismados en las imágenes y los sonidos propuestos por Martin Scorsese, quien llevaba muchos años sin estar tan inspirado como aquí. Puede que no nos termine de convencer del todo Leonardo DiCaprio (alguien a quien su aspecto le está perjudicando más que beneficiando, por cuanto parece siempre un adolescente intentando hacerse pasar por un adulto a pesar de que ya supere los 35 años de edad) o que nos parezca algo desproporcionada su duración, pero Shutter Island es de esas películas que pueden crear más entusiasmo que agotamiento: exagerada, estéticamente recargada, con una fotografía en formato panorámico exquisita... y sobre todo con una capacidad inusual para sumergirnos en los mecanismos de una mente enferma sin renunciar al espectáculo. El mejor Scorsese desde Casino (1995). 

2 comentarios:

Admin dijo...

Yo considero a esta película poco menos que una obra maestra, pero hay una cosa que me tiene loco: la cantidad de fallos de raccord ¿intencionados? que tiene. ¿Se ha fijado?

Pedro José Tena dijo...

Sí, sí. Especialmente hay uno que me encanta: el del vaso de agua. Cuando la loca se lo acerca a la boca y resulta que ¡no hay vaso!. Creo que sí son intencionados y que están ahí para potenciar esa extrañeza en la que nos sumerge la película.