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12 oct 2011

'Intruders'

(Intruders. Juan Carlos Fresnadillo. España / Reino Unido / Estados Unidos. 2011. 100 minutos) Tras un lapsus de cuatro años, Fresnadillo vuelve a las salas con una película que, sorprendentemente, tiene más en común con Intacto (2001) que con su adrenalínica primera incursión en el mercado internacional, 28 semanas después (28 weeks later. 2007). Con esta última se ganó el interés de Steven Spielberg, quien le iba a producir una cinta de acción titulada Wednesday que, desgraciadamente, quedó en dique seco tras la huelga de guionistas que afectó a Hollywood desde noviembre de 2007 hasta febrero de 2008, tiempo suficiente para que el proyecto quedara paralizado y tanto Spielberg como Fresnadillo pasaran a otros menesteres. Intruders vuelve a la faceta introspectiva y reposada de Intacto, la misma que convirtió aquella opera prima en una película interesante, con grandes momentos, pero que dejaba cierto regusto amargo debido a lo difícil que era en ocasiones conectar emocionalmente con las intrincadas mentes de sus personajes y con la frialdad de algunas de sus acciones. Intruders tampoco es una película de emociones fuertes, no hay sobresaltos ni secuencias de tensión excesiva, incluso podríamos simplificar mucho y decir que es una cinta de terror que no da miedo, con lo cual no les resultará satisfactoria si ese es el único motivo por el que se acercan al género. Sin embargo, no se puede criticar a la película por este motivo cuando resulta evidente que es así a propósito, se aprecia perfectamente cuáles son sus intenciones y por eso no se puede hablar de producto fallido.

LO MEJOR: Que se aleja conscientemente de los cánones.
LO PEOR: Que debido a ello no termina de resultar del todo
satisfactoria.
Lo que predomina aquí es el factor psicológico, ya que es en la psique de los personajes donde se gesta el terror de la película. Fresnadillo utiliza la imaginación como creadora de miedos y, a la vez, como transmisora de traumas, construyendo su relato sobre otro cuento que escriben dos niños separados geográfica y temporalmente. La película es tramposa porque juega al final sorpresa y escatima en pistas que posibiliten al público descubrir el secreto que se esconde tras su bifurcada estructura. Pero esto no tiene por qué ser considerado un debe, sino más bien una manera útil de conseguir que los espectadores realicen un visionado activo, obligándoles a mantenerse alerta y a poner de su parte para desentramar la historia, llevándoles a recapitular información en el desenlace y a interpretar todo lo que se ha contado anteriormente desde un punto de vista distinto. Por lo tanto, Intruders tiene la virtud de ser una película que exige atención al detalle, se aleja de los sustos prefabricados y se adentra en la oscuridad, tanto ambiental como mental, para contar una historia que no es original en contenido pero que sí adquiere cierta personalidad propia en la forma. Sin embargo, pese a todas estas bondades, no consigue generar entusiasmo, ni provocar otra sensación que no sea la del básico interés por saber qué está ocurriendo, quién es Carahueca y por qué se le presenta a dos niños distintos. Intruders resulta aséptica en ese sentido, bordeando de manera peligrosa la indiferencia. La película es correcta porque se adivina que la intención de Fresnadillo era hacer un largometraje de terror íntimo y, al mismo tiempo y sin que sirva como contradicción, distante. Pero esa falta de emociones extremas y de transparencia impide que el público pueda involucrarse al cien por cien y ahí reside su mayor defecto, en la ausencia de garra y visceralidad.

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