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11 nov 2005

'Justa Venganza'

(Wake of Death. Philippe Martinez. Reino Unido / Francia / Alemania / Sudáfrica. 2004. 86 minutos) Si yo fuera mujer y viviese en un guión que fuera a protagonizar Jean-Claude Van Damme o Steven Seagal, jamás se me ocurriría aceptar su proposición de matrimonio. Y es que si te casas con alguno de ellos, tienes todas las papeletas para morir violentamente y así proporcionarles un motivo para empezar a exterminar enemigos.

Estrenada casi de tapadillo en las carteleras españolas hace unos meses, Justa Venganza (Wake of Death) es, simple y llanamente, una buena película de acción. Y eso, amigos, es algo que no podemos dejar pasar por alto los que amamos este género tan infravalorado y denostado por la gente seria.

No sería sincero si no admito que soy seguidor incondicional de Jean-Claude Van Damme. Está claro que no es un gran intérprete y que algunas de sus cintas tienen bastantes puntos en común, pero me parece excesiva la afirmación (parece que generalizada) de que es un mal actor y que todas sus películas son iguales (los que suelen decir esto seguramente sólo han visto sus primeras cintas de artes marciales). En los últimos años, Van Damme ha mejorado bastante sus interpretaciones y se ha embarcado en proyectos interesantes (sólo hay que ver Replicant o Salvaje para darse cuenta de ello). Pero, lamentablemente, el gran público le ha dado la espalda y se niega sistemáticamente a darle una nueva oportunidad.

Un servidor, que valora la honradez y la coherencia en el arte cinematográfico, no puede dejar de sentirse atraído hacia figuras que, sin importarles lo del encasillamiento y demás zarandajas, siguen haciendo lo que mejor saben (hablo de Van Damme, pero también de Seagal o Jackie Chan - aunque éste último se pierda un poco cuando trabaja para Hollywood - ).

En fin, que cuando uno va a comentar en público algo relacionado con Van Damme o allegados, parece inevitable tener primero que justificarlo para no parecer un inculto ante la mayoría.

Así que, sin entretenernos más, pasaré a hablar de ésta Justa Venganza que tanto he disfrutado en dvd. 86 minutos que pasan veloces, con una historia típica que podría haber dado para cualquier telefilm de Jeff Speakman o Jeff Wincott. Pero estamos ante un caso diferente: la cinta tiene un toque artístico que la diferencia de otros productos al uso, con una fotografía que a veces parece propia de un documental (incluyendo numerosos planos filmados cámara al hombro) y una banda sonora más que decente.

Aunque en un principio la iba a dirigir Ringo Lam (uno de los mejores directores de Hong Kong, con el que Van Damme ya ha trabajado en varias ocasiones), al final la cinta ha acabado siendo responsabilidad de Philippe Martinez, un artesano con algunas series B a sus espaldas. El director intenta innovar con algunas imágenes trabajadas y bellas (las sombras en las cortinas del balcón, por ejemplo), pero al mismo tiempo se nota que quiere emular a Tarantino (esa cruda secuencia de tortura con un taladro, las conversaciones llenas de miradas entre los protagonistas, incluso un plano desde el interior de un maletero) y a John Woo (con Van Damme disparando a dos manos cual Chow Yun Fat). Si en algunos puntos Martinez sale victorioso, hay que reconocer que en otros momentos se echa en falta un director más experimentado o un mayor presupuesto que no obligue a montar de manera rápida las escenas de acción para disimular la falta de recursos técnicos. En este sentido, es ejemplar el tiroteo que se produce en plena calle, en la puerta de un restaurante chino: en Blanco Humano había un momento similar y no hay color entre las virtudes coreográficas y logísticas de John Woo y su admirador Martinez. Pero el director también es lo suficientemente sabio como para no intentar aparentar que cuentan con más presupuesto del que en realidad tenían (cosa que sí intentaron hacer con otra cinta de Van Damme, la inenarrable Sin Control, cayendo en el más absoluto de los ridículos), y hasta consigue con ello hacer que las peleas y los tiroteos sean más realistas y creíbles (los combates aquí terminan con menos de diez golpes, nada de coreografías acrobáticas y voladoras).

Pero, aparte de sus buenas secuencias explosivas (y gráficamente violentas, sin escamotear sangre y sexo), lo que llama realmente la atención de esta Justa Venganza es la interpretación de Van Damme y el carisma del villano Simon Yam. Éste último es uno de los actores más prolíficos de Hong Kong, y lo recordamos sobre todo por sus interpretaciones en Una bala en la cabeza de John Woo y en la alucinante Full Contact de Ringo Lam. En cuanto a Van Damme, hay que señalar que los años, los vicios y la experiencia le han otorgado un rostro cada vez más duro y con las facciones más marcadas que le vienen perfectos para el papel de Ben Archer, el atormentado ex-mafioso que busca redención a través de la violencia. En este sentido hay algo que marca distancias entre Justa Venganza y otros ejemplos de este subgénero: después de observar que han matado a su esposa, nos creemos realmente que al personaje le duele lo que ha pasado. Jean-Claude se luce positivamente en dos escenas dramáticas, sobre todo cuando vuelve a casa y siente el vacío que ha dejado su fallecida esposa. Podría parecer un detalle sin importancia, pero esta escena (la del regreso a casa tras la tragedia y el derrumbamiento del héroe) no es demasiado común en este tipo de cine.

Es lógico que un fan como yo os recomiende esta película, pero lo extraño es ver cómo gente que renegaba de Van Damme en los últimos años ha encontrado en Justa Venganza una pequeña sopresa que les ha hecho cambiar algo su opinión. Los que sigan pensando que este actor es un bluff y que sus películas no valen nada se estarán perdiendo un entretenimiento digno y muy válido.


Publicado originalmente en Natural High. Notas desde el futuro: Y este soy yo intentando justificar algo que no necesita justificación, casi pidiendo permiso para defender a Van Damme y perdón por ser fan suyo. No obstante, independientemente de todo eso, sigo defendiendo la película como una de las mejores de Van Damme de su última etapa.

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