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12 feb 2006

'Cuatro hermanos'

(Four brothers. John Singleton. Estados Unidos. 2005. 109 min.) Parece que la crítica y parte del público no le perdona a John Singleton que se haya pasado al cine comercial. De ahí que últimamente no deje de sufrir ataques de personas que antes elogiaban su labor. Singleton, con Los chicos del barrio (1991) fue el cineasta más joven nominado al Oscar al mejor director. Aquella proeza y el hecho de ser afroamericano, hicieron pensar que estábamos ante un nuevo Spike Lee: un director totalmente entregado a reflejar los problemas de su comunidad. Se le suponía un futuro autor independiente, un renegado del sistema que daría nuevas obras maestras en el futuro. Sin embargo, a medida que seguía haciendo películas, éstas se fueron haciendo menos duras que su opera prima, algo más comerciales, pero siempre con un ojo puesto en lo afroamericano, en los problemas raciales y en la lucha por las igualdades sociales. Justicia Poética (1993) y Semillas de rencor (1995) fueron duramente atacadas por la crítica, a mi modo de ver, de una manera bastante injusta. En 1997 dirigió Rosewood (una de las dos cintas suyas que no he visto, y que se estrenó directamente en vhs en España) y tardaría tres años en volver a dirigir, regresando con el remake de Shaft (2000). Aquí es donde empezaron los ataques indiscriminados hacia Singleton: que si se había vendido a Hollywood, que si había perdido toda su fuerza reivindicativa, que si estaba desperdiciando su talento haciendo cine comercial... No creo que nadie, por muy crítico que sea, tenga el derecho a decirle a ningún director qué tipo de cine tiene que hacer, sino coger lo que hace y analizarlo sin más. Parece que, por el hecho de ser afroamericano y de haber debutado con una cinta realista y dura, Singleton estuviera obligado a hacer únicamente películas dramáticas sobre la difícil vida del hombre negro en los ghettos norteamericanos. Shaft me pareció un buen thriller, un largometraje entretenido y muy cool, y en ese aspecto creo que fue una obra plenamente conseguida porque no creo que Singleton aspirara a mucho más con ella. Y en esta línea ha seguido Singleton. Luego vino Baby Boy (2001) (que tampoco he visto) y 2 Fast 2 Furious (2003), seguramente su cinta más floja e impersonal, pero con la que ha conseguido hacerse un hueco en la industria como artesano de calidad.

Con Cuatro Hermanos, Singleton busca el equilibrio entre ambas facetas de su carrera: la social y la comercial. Lejos del racismo implícito en algunas cintas de Spike Lee, Singleton propone la colaboración entre etnias como método de vida y de éxito. Los cuatro protagonistas de la cinta son dos afroamericanos y dos blancos, todos criados bajo la protección de una madre adoptiva que luchó por ellos cuando nadie les quería. Cuando la señora Mercer (interpretada por Fionnula Flanagan en un papel breve pero presente durante todo el metraje) es asesinada, los cuatro hermanos se reúnen de nuevo para enterrarla y, como dice el cartel promocional, para sepultar también a su asesino. Los cuatro personajes son bastante diferentes entre sí: Tenemos a Bobby (Mark Wahlberg), el más impulsivo y violento del grupo, capaz de parar un partido de baloncesto y sacar su pistola en medio de la cancha para conseguir información; muy diferente a Jeremiah (André Benjamin, o André 3000, como es conocido en su faceta de cantante y músico en el fascinante dúo OutKast), padre de familia y hombre de negocios que ha pasado más tiempo que los demás con su madre, cuando los otros se marcharon de su hogar materno; luego está Angel (el también cantante Tyrese Gibson), fogoso y bromista, cuya relación con Vida Loca (la explosiva Sofia Vergara) le trae más de un dolor de cabeza; y, finalmente, el más joven de todos, Jack (Garrett Hedlund), aspirante a estrella de rock y admirador número uno de su hermano Bobby. Después del funeral de su madre, los cuatro comienzan a sospechar que algo extraño rodea a la tragedia, y que la señora Mercer no murió por casualidad en medio de un atraco, como la policía les ha hecho creer. Entonces comienza una búsqueda por toda la ciudad en busca de información y, finalmente, de los responsables del asunto.

Es curioso ver cómo los protagonistas de esta película se mueven por su entorno como si estuvieran en el lejano Oeste, sacando sus armas a la primera de cambio y sin ningún tipo de remordimiento. De hecho, Cuatro Hermanos es un remake más o menos inconfeso de Los cuatro hijos de Katie Elder (1965) de Henry Hathaway (protagonizada por John Wayne y Dean Martin). Y así, con los códigos de lealtad, compañerismo y honor que se les suponía a estos vaqueros, los protagonistas de Cuatro Hermanos buscan saber la verdad a cualquier precio para poder cumplir su venganza.

Singleton no carga demasiado las tintas en los sentimientos de los personajes, aunque tengan varios momentos para el derrumbe anímico y la reflexión interna, de modo que a veces da la extraña sensación de que estos se divierten demasiado en el proceso que les lleva a consumar su misión. Quizá Jeremiah es el único que desde un primer momento utiliza la cabeza (posiblemente porque su personaje es el que guarda más secretos), mientras que los demás se lo pasan pipa amenazando a sospechosos, disparando y jugando a los autos de choque por las nevadas calles de su ciudad. En ocasiones esto me provocó algo de rechazo, ya que no sabía muy bien en qué peldaño mental colocar esta cinta: si al lado del Sin Perdón de Clint Eastwood o junto a las películas de Charles Bronson y compañía. En realidad, hay un poco de las dos, aunque la mezcla de cinta de acción sobre justicieros urbanos y thriller de conspiraciones policiales junto a la trama del vengador atormentado no siempre está equilibrada en Cuatro Hermanos, descolocando en cierta manera al espectador, que no sabe si entregarse a la diversión y al espectáculo o si tomarse la función en serio. Lo ideal (desde mi punto de vista) es lo primero, acoger Cuatro Hermanos como una oportunidad de pasar algo menos de dos horas frente al televisor sin pensar demasiado y dejándose llevar por el carisma de los personajes y la elegancia de su puesta en escena. Y es que aquí hay un poco del Singleton de Los chicos del barrio, pero mucho más del de Shaft. La cuestión es si uno es capaz de entender esto y disfrutar de lo que hace el director, o si por el contrario va a ver este largometraje con las uñas afiladas y añorando lo que Singleton pudo ser y no fue (yo diría que no quiso ser...).

Mención aparte para la extraordinaria banda sonora de la cinta, donde además de la música de David Arnold nos topamos con temas de Marvin Gaye, The Jacksons, The Temptations o Kanye West. Todo un lujo para los oídos que en no pocos momentos hizo que me centrara más en los temas que estaba escuchando que en la misma película en sí.


Publicado originalmente en Natural High. Notas desde el futuro: Un post muy a lo Imágenes de Actualidad, para la que de momento sigue siendo la última película estrenada de John Singleton en cines. Sus próximos proyectos dan fe de lo que dije aquí: que a Singleton su pasado como director comprometido se la trae floja. Hablamos de Abduction, una de acción con (¡horror!) Taylor Lautner de protagonista, y de Luke Cage, la adaptación de un cómic con un protagonista afroamericano al que en principio dará vida Tyrese Gibson. 

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