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18 nov 2011

'Asesinos de élite'

(Killer Elite. Gary McKendry. Estados Unidos / Australia. 2011. 116 minutos) Como ya ocurrió con The Bank Job, Asesinos de élite devuelve a Jason Statham a un terreno algo más apegado a la realidad de lo que nos tienen acostumbrados sus incursiones en el cine de acción más loco. Ambientada en 1981, la película está basada en las experiencias reales de un ex-oficial de fuerzas armadas británicas, Ranulph Fiennes, quien publicó en 1991 una novela de aventuras y espionaje titulada The Feather Man en la que relataba algunas de las matanzas perpetradas por su ejército en Omán durante 1976, con fotografías incluidas. Así, sorprenden de entrada estos dos detalles: su ambientación eighties (aunque no se haga hincapié en ello y, de hecho, el texto que aparece antes de los créditos juega con lo poco que han cambiado las cosas desde entonces) y que no se trate de un remake de la película homónima que Sam Peckinpah dirigió en 1975, titulada en España Los aristócratas del crimen (algo que, si siguen las noticias sobre cine, ya sabrían). Pero pueden estar tranquilos: por mucho que estemos ante una película "basada en hechos reales", lo que de verdad toma como punto de partida es una novela cuya veracidad fue puesta en entredicho y que no deja de ser una aventura de agentes secretos, conspiraciones militares y venganzas. Con sus actores haciendo lo que ven en el póster: intentar ser los más chulos del reparto y darse a la acción a la mínima que pueden.

LO MEJOR: Los enfrentamientos entre Statham y Owen.
LO PEOR: Es algo rutinaria.
Robert De Niro aparece más bien poco, así que toda opción de lucimiento queda en bandeja para Jason Statham, quien hace lo de siempre e igual de bien, y sobre todo un Clive Owen que, con su caracterización y su actitud, se dedica a robar escenas incluso cuando las comparte con Statham, aquí bastante comedido en la línea de trabajos recientes como The Mechanic y Blitz. Se aprecia en la película del debutante McKendry cierta indefinición entre el thriller de tono serio y la cinta de acción desbocada, pero afortunadamente el cómputo global es bastante satisfactorio y, si bien se la puede considerar simplemente otra película más dentro de la ya extensa filmografía de Statham, no defraudará a sus fans ni a cualquiera que se lo pase bien con los tiroteos, persecuciones y peleas de rigor, aquí bastante bien dosificadas en un metraje algo excesivo. Sobra la historia de amor que pretende humanizar al protagonista y quizá nos hubiera gustado más de haberse centrado en el juego del gato y el ratón entre Statham y Owen. De este modo, Asesinos de élite, sin dejar de ser un largometraje correcto, deja con la sensación de que podría haber ido a más si hubiese tenido más claros sus objetivos. Y, sin que por ahora haya motivos para encender las señales de alarma, quizá debería servir como toque de atención a The Stath para que dejara de conformarse con aparecer en películas simplemente aceptables (y que basan la mayor parte de su fuerza en él mismo) y comenzar a buscar algo más memorable. O, dicho de otro modo más prosaico, queremos verle de nuevo en pelis que lo peten.

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