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25 nov 2011

'Cumpleaños mortal'

(Happy birthday to me. J. Lee Thompson. Canadá. 1981. 110 minutos) J. Lee Thompson, en su faceta de director todoterreno que lo mismo servía para hacer (bien) El cabo del terror (Cape fear. 1962) que La rebelión de los simios (Conquest of the Planet of the Apes. 1972) o Justicia salvaje (The evil that men do. 1984), puso también su granito de arena en la gran montaña del slasher norteamericano de principios de los 80. Filmada en Canadá con el apoyo económico de Columbia Pictures, Cumpleaños mortal tenía como mejor aval el hecho de venir producida por los mismos responsables de la sensacional San Valentín sangriento (My bloody Valentine. George Mihalka, 1980), con el extra añadido de tener a un decadente Glenn Ford en el reparto y de suponer el primer papel importante para el cine de la entonces popular Melissa Sue Anderson, la Mary Ingalls de La casa de la pradera. Teniendo todo esto en cuenta, lo que cabría de esperar de este título sería una explotación más de la fórmula conocida de adolescentes muriendo brutalmente durante el transcurso de una fecha señalada. Así hace pensar también su argumento: los miembros de una pandilla elitista de un colegio privado van desapareciendo misteriosamente, asesinados por alguien a quien conocen y que se aprovecha de esa confianza para quedarse a solas con ellos y exterminarles. Sin embargo, Cumpleaños mortal, aún ajustándose en cierto modo a esos cánones previsibles, desvela rápidamente sus inclinaciones hacia el amarillo, hacia el giallo italiano.

LO MEJOR: Lo bien que traslada algunos recursos del giallo
al slasher norteamericano.
LO PEOR: La ristra de finales.
Como en algunas de las mejores películas de Dario Argento, gran parte de la tensión que nutre su argumento se basa en un recuerdo que la protagonista tiene bloqueado en su memoria y que, de recuperarlo, quizá le ayudaría a resolver el misterio detrás de los asesinatos. No conviene desvelar mucho más del argumento, ya que siempre cabe la posibilidad de que algunos de ustedes aún no hayan visto la película (como era mi caso) y no me parece de recibo destriparles nada. Lo que sí les puedo decir es que los últimos veinte minutos de película tienen tantos giros que uno acaba exhausto, sorprendido e indignado, todo al mismo tiempo. A muchos nos gusta que el cine nos manipule, que nos despiste, que consiga inquietarnos y que acabemos con la boca abierta de estupefacción, pero siempre y cuando juegue limpio, aportándonos pistas fiables, por muy sutiles que sean, hasta tal punto que sólo sean perceptibles en un segundo visionado o en un repaso mental de los minutos previos. Sin embargo, Cumpleaños mortal se esconde demasiados ases en la manga y los utiliza casi todos durante un clímax extenuante que resulta increíble, y no precisamente para bien. No me entiendan mal: la película es apreciable, está bien filmada, la trama es interesante y está algo por encima de la media (y se adereza con esos recursos del terror italiano, como citaba antes, por ejemplo el asesino enfundado en guantes de cuero negro que usa armas blancas, además del trauma psicológico de la protagonista). Incluso tiene un par de asesinatos bastante impactantes (ojo al del joven que hace pesas...). Pero, en su obsesión por rizar el rizo, la historia se le va de las manos a sus responsables y, como si no supieran muy bien cómo acabar, meten todos los finales posibles que se les habían ocurrido, provocando una perplejidad total en el expectador. Esto me provoca sentimientos encontrados: por un lado, adoro ese descaro para llevar la propuesta a esos límites de insania, pero al mismo tiempo considero que hay demasiadas trampas y que, al no conseguir encontrar una respuesta coherente a todas las incógnitas que sembraron en el libreto, los guionistas decidieron salirse por la tangente y aturdir al público sin darle tiempo a reaccionar, de manera vil y, si me permiten la pequeña exageración, indignante. Aun así, y siempre teniendo en cuenta que este tipo de conclusiones son determinantes para luego evaluar el grado de satisfacción que nos produce un largometraje, cabe recomendar Cumpleaños mortal como una estimulante mezcla del slasher yanqui y el giallo italiano, lo que le aporta un mayor grado de personalidad que el que podían lucir algunas de sus coetáneas.

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