Buscador

4 nov 2011

Los cuatro golpes.


Seguro que conocen esta sensación: están tan tranquilos, se sientan a ver una película y, cuando ésta termina, descubren que su vida es un poquito mejor que noventa minutos antes. En el nuevo número de Crónicas de un Pueblo hablo de esto y doy las gracias al Cine por darme todo lo que me da.

     Primer golpe. Me acerco al COC (Centro de Ocio Contemporáneo) de Badajoz. Dentro del ciclo “Clásicos del cine europeo”, hoy proyectan ‘LOS 400 GOLPES’ (Les 400 coups. 1959), de François Truffaut. Es una de esas películas que, dicen, cualquier cinéfilo debe haber visto. No se me ocurre mejor modo de descubrirla que en versión original subtitulada y por el precio de un euro. Noventa y nueve minutos después me encuentro en estado de shock emocional, algo que intento disimular todo lo que puedo. Aparentemente la película sólo me ha encantado. Pero hay más: me siento afortunado por haber podido encontrar una obra maestra de tal magnitud a estas alturas de mi vida, me doy cuenta de que, por suerte, todavía tengo muchas cosas por descubrir y que, al mismo tiempo, soy lo suficiente mayor como para que las cuitas de Antoine Doinel, el personaje protagonista de la película, me hayan removido las entrañas. Me siento vivo.
     Segundo golpe. Estrenan en todos los cines ‘CRAZY, STUPID, LOVE’ (2011), de Glenn Ficarra y John Requa. Algunas críticas han sido tibias, aunque otras hablan de joya a reivindicar y a destacar dentro de un género, la comedia romántica, del que no soy especialmente fan. Ciento dieciocho minutos después me encuentro en un estado de alegría total, algo que no intento disimular a mi pareja en ningún momento. Es evidente que la película me ha dejado satisfecho. Y más que eso: Bea y yo nos hemos pasado dos horas sonriendo, a veces carcajeándonos, nos hemos encariñado con los personajes y me doy cuenta de que, probablemente, nunca le he visto reírse tanto con ninguna película. Me siento feliz. 
     Tercer golpe. Recupero, en DVD, una de las películas de Hayao Miyazaki que me faltaban por ver: ‘MI VECINO TOTORO’ (1988). Admiro al director japonés y confío en que este título no me decepcione. Ochenta y seis minutos después me siento imbuido por un estado de paz total, absorto todavía por la manera tan sencilla con la que el director es capaz de emocionarnos, de llevarnos a la infancia y de arrastrarnos hacia la fantasía. Me siento joven. 
     Cuarto golpe. No he podido ir a Sitges este año y me he perdido ‘ATTACK THE BLOCK’ (2011), de Joe Cornish. Pero, por suerte, ya ha aparecido en DVD y BluRay en Inglaterra. Se estrena en Diciembre en salas de cine de España (deduzco que en pocas), pero no puedo esperar a verla. Ochenta y ocho minutos después me encuentro en estado de entusiasmo. Sabía que una cinta sobre unos pandilleros londinenses enfrentados a una invasión de extraterrestres me podría gustar. Lo que no preveía es que, por el momento, se convirtiera en una de mis películas favoritas de 2011. Me siento eufórico. 
     Vitalidad, felicidad, juventud, euforia… ¿Cómo no voy a amar el cine?

2 comentarios:

Toni dijo...

Te a faltado The Raid para llegar al extasis total xD

Pedro José Tena dijo...

Tengo unas ganazas increíbles de ver 'The Raid'. Y lo sabes. ¡No metas el dedo en la llaga! :P