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28 nov 2011

'Noche de miedo' (2011)

(Fright night. Craig Gillespie. Estados Unidos. 2011. 106 minutos) Muchos fans de la Noche de miedo original, dirigida en 1985 por Tom Holland, pusieron el grito en el cielo cuando aparecieron las primeras instantáneas del nuevo Peter Vincent. Para los que no conozcan la primera versión, indicarles que en aquélla el personaje del showman experto en vampiros era interpretado por Roddy McDowall con una distinción y un humor plenamente british, con un ojo puesto en la Hammer y otro en los presentadores norteamericanos de programas de televisión dedicados a la Serie B. Sin embargo, en la versión 2011 Vincent aparece como una suerte de prestidigitador neo-gótico de Las Vegas que se comporta como una estrella de rock y al que da vida, con unas pintas muy a lo Russell Brand, el irlandés David Tennant. Pocos minutos después, y dejando a un lado que este cambio no es otra cosa que el signo de los tiempos, Tennant aparece frente al espectador despojándose de todos sus accesorios postizos, peluca, bigote, patillas, en lo que parece casi una broma a costa de esos aficionados a los que sabían de antemano que iban a cabrear. El mensaje podría ser el siguiente: no había necesidad de alarmarse. Y es extrapolable a lo que se podría decir de ese miedo irracional que se tenía ante este o cualquier otro remake, puesto que estamos ante una película mejor de lo que, a buen seguro, muchos esperaban. Un inciso: en el cine, ninguna nueva versión sustituye a la original y siempre tienen la opción de no ver el remake de turno y seguir mirando la misma película de siempre. Pero no sean tan lloricas, por favor. 

LO MEJOR: La secuencia de la persecución.
LO PEOR: Algún abuso de los efectos digitales.
Volviendo a la Noche de miedo de Craig Gillespie, no se puede decir que aporte nada nuevo al panorama del cine de terror, ni siquiera al subgénero de vampiros. Pero eso no implica necesariamente una valoración negativa de la cinta, ya que si algo se puede destacar de ella es la manera tan apañada con la que consigue sortear las comparaciones con la original, respetando el hilo argumental y algunas secuencias concretas pero alterando el orden y añadiendo recursos estilísticos que habrían sido impracticables en 1985. En ese sentido, la secuencia de la persecución nocturna por la carretera es brillante y es un buen resumen de lo que se puede encontrar en este remake: buenas dosis de terror (no del que hace que se les pongan los pelos de punta, pero... ya me entienden), leves notas de humor (quizá menos que en la versión de 1985, pero de un tono menos inocente), buen pulso para las escenas de acción y el respeto justo por la cinta de Holland (atentos al cameo de Chris Sarandon, el vampiro de la original). En cuanto a su reparto, ninguna queja, destacando especialmente un Colin Farrell  que se lo pasa en grande pudiéndose reír de su fama de mujeriego y peligroso, además de un Christopher Mintz-Plasse que aparece menos de lo deseado pero que se dedica a robar escenas cada vez que le dejan. En resumen, Noche de miedo, versión 2011, aun con sus deudas hacia el 3D que se hacen evidentes en la planificación de algunos momentos concretos y con su estigma de ser el remake de una película mitificada por los que hoy son treintañeros, supone una experiencia satisfactoria y divertida, un título recomendable que, si bien no inventa la Coca-Cola, sí que la sirve de manera refrescante.

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