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24 ene 2006

'Robowar'

(Robowar / Robot da guerra. Vincent Dawn / Bruno Mattei. Italia. 1988. 82 minutos) Dirigida por el artesano Bruno Mattei (utilizando aquí uno de sus seudónimos: Vincent Dawn), Robowar no es otra cosa que la versión italiana de Depredador. Tal y como suena, con una trama casi idéntica, escenas y diálogos casi calcados y hasta con los títulos de crédito del final expuestos del mismo modo (ya sabéis, con una imagen de cada actor, su nombre real y el de su personaje). La única diferencia es que el comando se enfrenta esta vez no a un alien, sino a un experimento descontrolado, un cyborg llamado Omega-1 construído a partir del cadáver de un soldado (sí, amigos, también hay ecos de Robocop), vestido igual que el vengador de El Aparecido.

Rodada en Filipinas y con un reparto lleno de habituales de la exploitation italiana, se llevan la palma Reb Brown (el Capitán América televisivo), un actor al que llamar inexpresivo es ser generoso; Catherine Hickland, ex-mujer de David Hasselhoff, actriz de culebrones norteamericanos y experta en cosmética para gatos (¡!); y Max Laurel en el papel de Quang, quien no duda en poner toda la carne en el asador para interpretar escenas literlmante calcadas a las de su personaje réplica en Depredador (también se enfrenta al bicho a golpe de machete... y muere, claro).

En cuanto a la dirección de Mattei, en ocasiones parece que su máxima preocupación es que todos los integrantes del reparto aparezcan al mismo tiempo en la pantalla, dando lugar a planos que parecen una foto de carnavales o algo así. Y es que Robowar es un juego, es asistir como espectador a una partida de paintball en la que, además, hay un robot suelto con un rifle láser que hace ruiditos ridículos al dispararlo.

Y vosotros diréis que esto es basura. Pues sí, amigos, pero basura de calidad. La ambientación está sorprendentemente lograda, el metraje discurre sin ningún parón importante, las escenas de acción se pueden ver sin problemas, hay algo de gore en los cadáveres que Omega-1 deja a su paso (en realidad cuatro planos que se repiten constantemente en cada hallazgo de fiambres), la música de Al Festa es entrañable (en ocasiones, destaca tanto que te llega a distraer) y, qué demonios, a poco que se sepa apreciar este tipo de cine, uno se lo pasa pipa y llega a añorar viejos tiempos en los que los remakes no sólo se hacían en Hollywood. En otros países está editada en DVD, en una edición extendida y en Widescreen. Eso demuestra que al mercado del vídeo en España aún le queda mucho camino que recorrer...


Publicado originalmente en Natural High. Notas desde el futuro: Esta es una reseña que no hace honor a lo mucho que amo esta película y a lo importante que resulta para mi educación como espectador de cine B. Por algún motivo me mostré demasiado tibio, pero ahora digo sin remilgos que Robowar es un PELICULÓN. Quizá algún día escriba algo que le haga justicia. De hecho recuerdo que le prometí a Viruete un post para su web sobre esta joya y aún no he lo he cumplido. No me olvido, Jose, no me olvido.

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