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9 dic 2011

'Attack the block'

(Attack the block. Joe Cornish. Reino Unido / Francia. 2011. 88 minutos) En este revival ochentero en el que nos hallamos, faltaba todavía una película capaz de adquirir valor icónico, demostrando amor y respeto por las formas del pasado pero huyendo de la nostalgia explícita, desde una óptica contemporánea, atrevida y enérgica. Recordando uno de los mejores largometrajes que se han estrenado en 2011, Super 8, podríamos decir que si la película de J.J. Abrams es el E.T. (Steven Spielberg, 1982) de nuestros días, Attack the block es el Critters (Stephen Herek, 1986) actual, con el espíritu gamberro de El terror llama a su puerta (Night of the Creeps. Fred Dekker, 1986), la capacidad para mezclar terror e infancia de Una pandilla alucinante (The Monster Squad. Fred Dekker, 1987) y el carisma naïf de Tortugas Ninja (Teenage Mutant Ninja Turtles. Steve Barron, 1990), de la que también retoma su capacidad para otorgar personalidades propias a sus protagonistas (unos jóvenes pandilleros de un barrio marginal de Londres enfrentados a una invasión alien) y asociarlos a gadgets o armas concretos. Son, como ven, referentes que se apartan voluntariamente de la ñoñería (por otra parte, entrañable... a veces) de la factoría Amblin y que demuestran que los 80 no sólo fueron de Spielberg.

LO MEJOR: La habilidad de Cornish para mezclar géneros.
LO PEOR: Que su estreno en España haya sido tan limitado.
Pero, independientemente de la capacidad de Attack the block para recordarnos tiempos pretéritos desde la modernidad (esos bichos peludos con colmillos fluorescentes son lo más cool que han visto sus ojos en muchos años), hay que reverenciarla como una pequeña joya multigenérica que conjuga con una habilidad pasmosa el sentido del humor, de la espectacularidad, de la acción, de la fantasía y del terror. Todo comprimido en un ajustado metraje que se disfruta a tope desde el minuto uno y no hace otra cosa que ir a más durante su recorrido. Con su falta de ambiciones y su frescura, es imposible resistirse a los encantos de una cinta que crece en el recuerdo y que, para colmo, mantiene toda su eficacia (y hasta se podría decir que la amplía) en un segundo visionado. Por si fuera poco, a Joe Cornish todavía le sobra tiempo para introducir en su guión algunos apuntes cargados de mala leche sobre los conflictos sociales y sobre cómo a las altas esferas les interesa mantenerlos y hasta potenciarlos, con tal de que los que menos tienen sigan donde están (matándose entre ellos para sobrevivir) y los más poderosos sigan contemplando el mundo desde su posición privilegiada y relativamente segura. Attack the block es la película de la que me gustaría que hablaran los niños de hoy en el futuro, cuando les afecte el ataque retro del que nosotros somos víctimas ahora y se quejen de que "ya no se hacen pelis como las de antes".

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