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16 dic 2011

'In Time'

(In Time. Andrew Niccol. Estados Unidos. 2011. 109 minutos) La Ciencia-Ficción siempre ha tenido una utilidad más allá de la posibilidad de mostrar robots, lásers y extraterrestres: a lo largo de los años, tanto en el cine como en la literatura, el género ha servido para que sus autores reflexionaran sobre los miedos y los problemas de la sociedad en la que les ha tocado vivir. Andrew Niccol no escapa a esta tendencia y sigue dibujando distopías que vienen a ser un claro reflejo de su tiempo. En In Time, el director utiliza la ficción para hablar sobre la realidad en la que nos encontramos, sumidos en una crisis que no tiene visos de llegar pronto a su fin y que no hará otra cosa que amplificar las desigualdades sociales. Esto es algo que ya planteaba en Gattaca, pero aquí lo hace de manera más explícita, hasta tal punto que llega un momento en el que el espectador puede sentirse incómodo ante la reiteración de conceptos y la manera tan simplista con la que Niccol establece su discurso. In Time presenta un futuro en el que el dinero no existe y se paga con tiempo. Cada persona nace con un periodo de tiempo determinado, una especie de cronómetro vital que se activa una vez que haya cumplido los veinticinco años. A partir de entonces, su cuerpo no envejece, pero los minutos cuentan hacia atrás y, al llegar a cero, la persona muere en el acto. Esto significa que los poderosos pueden ser inmortales (recuerden, aquí tiempo es igual a dinero), mientras que las clases bajas viven aisladas en zonas marginales en las que todo el mundo corre, porque viven con el tiempo justo para mantenerse vivos un día más, a veces incluso menos que eso. Will Salas (Justin Timberlake) es un trabajador que ayuda a escapar de una pelea a un tipo privilegiado que tiene en su cuenta más de un siglo, pero cuando éste decide suicidarse (cansado ya de vivir), regala a Salas su tiempo para que sea empleado de la manera correcta. Lo que parece una lotería premiada para el protagonista no será más que el principio de una nueva serie de problemas. 

LO MEJOR: El punto de partida.
LO PEOR: El rutinario tercer acto.
Hay que dejar claro que la idea de la que parte In Time es atractiva y está bien presentada durante los primeros minutos, con una secuencia magistral en la que vemos cuáles son las consecuencias de agotar el tiempo vital y qué supone sobrevivir con lo justo. Sin embargo, pronto queda claro que Niccol siente la absurda necesidad de volver a explicarlo una y otra vez, cayendo en una repetición que quizá esconde el verdadero problema de la película: el choque que se produce entre una historia tan minimalista como angustiante y el producto comercial para multisalas que pueda ser entendido por el último de los espectadores. Quizá cansado de ver cómo sus primeras propuestas eran ignoradas por el público, Niccol se ha ido acercando progresivamente a un tipo de cine más comercial sin perder del todo su intención subversiva, como mostraba El señor de la guerra (Lord of war. 2005) y que llega a su culminación con el título que nos ocupa y el que le seguirá, la adaptación de la novela La huésped de Stephenie Meyer (con la que está por ver si se convertirá definitivamente en un asalariado más de los estudios de Hollywood o si seguirá conservando sus rasgos autorales). Volviendo a In Time, es destacable la manera en la que lo más flojo de Gattaca se convierte también en el punto débil de esta nueva producción. Si en aquélla la subtrama policíaca conseguía desviar nuestra atención por momentos de la trama principal y, para colmo, olía a excusa para poder vender la película como un thriller, aquí la acción acaba ganando partido sobre la reflexión, convirtiéndose durante su última media hora en una convencional cinta de acción, persecuciones y tiros (al menos bien filmada, eso sí). En ese momento la idea principal pasa un segundo plano y lo mismo nos daría si los protagonistas estuvieran robando lingotes de oro, Bonos del Estado o diamantes en lugar de tiempo. Esta pérdida del norte durante el último acto hace que In Time baje enteros y acabe siendo menos satisfactoria de lo que parecía en un principio, si bien eso no impide que siga resultando una de las propuestas más interesantes de la cartelera actual.

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