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20 dic 2011

'Troll Hunter'

(Trolljegeren. Andre Ovredal. Noruega. 2010. 99 minutos) Decía hace poco, en el post sobre Escóndete y tiembla, que cuanto más se acerca a la realidad, mayor capacidad para inquietar adquiere el cine de terror. Esta parece ser la máxima que ha seguido el género en los últimos años, siendo invadido por muestras de todo pelaje de lo que se ha venido a llamar terror subjetivo: películas en las que el público ve lo que alguno de sus personajes ha grabado con una videocámara o, en su defecto, falsos documentales que pretenden hacer pasar por veraces algunas historias que pueden entrar de lleno en el ámbito de lo fantástico o bien mantenerse algo más apegadas a la realidad. Troll Hunter sigue la línea marcada por El proyecto de la Bruja de Blair (The Blair Witch Project. Eduardo Sánchez, Daniel Myrick, 1999) y presenta una estructura de filmación hallada, pero no es una película específicamente de terror, siendo su marco genérico bastante difícil de delimitar, ya que en su metraje encontramos rasgos de cine de miedo, humor y acción, pero esencialmente se podría decir que es una cinta fantástica que utiliza la mitología escandinava en torno a los trolls como punto de partida y, sobre todo, como principal reclamo y rasgo distintivo con respecto a otros títulos de estructura similar. Esto le aporta una personalidad bien marcada que, a la postre, acaba convirtiéndose en su mayor valor y lo único por lo que merece la pena destacarla.

LO MEJOR: Los trolls.
LO PEOR: Todos los demás personajes, salvo el cazador.

Porque, hablemos claro, los momentos en los que aparecen los trolls son ciertamente impresionantes y poseen tanto el valor de la espectacularidad como el del exotismo. Incluso se puede decir que Ovredal consigue con estas secuencias algo a priori bastante difícil, como es el hecho de que sus criaturas resulten creíbles (por cómo lucen, cómo interactúan con su entorno y cómo reaccionan los protagonistas ante ellas). Pero el resto de película resulta bastante convencional y poco queda de ella en la memoria del espectador después de visionarla, si no es la extraña belleza que poseen los momentos ya citados. Existe algo de interés también en la figura del veterano cazador de trolls que trabaja secretamente para el gobierno y que, harto de que no le paguen bien, decide dar a conocer las interioridades de su trabajo. Esto aporta algo de mala baba, se ríe de las teorías conspiranoicas y nos regala algo de humor extra. Así que, en general, Troll Hunter no es esa maravilla de la que algunos hablan, pero eso no significa que no merezca la pena dedicarle noventa minutos de su tiempo, especialmente si son de los que disfrutan viendo recreaciones de monstruos imposibles llevadas a cabo de la manera más realista posible.

2 comentarios:

BORJA dijo...

Sorprendentemente, creo que el remake que están haciendo (o piensan hacer) puede quedar mejor que la original, sobre todo si se explota el miedo-humor y se le mejora el ritmo y los personajes. Da la impresión de que al director se centró en los trolls (que para ser una peli de bajo presupuesto, aparecen mucho y bien)y se dejó al cazador y el resto de peleles en el camino. Y ahí es donde puede destacar el remake.

Pedro José Tena dijo...

Pues tienes razón, hay material de base suficiente para hacer un remake que merezca la pena y que sea superior a la original. Y no tienen que esforzarse demasiado en ello, porque está bien claro qué es lo que falla aquí.