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13 abr 2011

'Furia ciega 3D'

(Drive angry 3D. Patrick Lussier. Estados Unidos. 2011. 104 minutos) Que me cuelguen de las pelotas si veo algún problema en esta premisa: John Milton (Nic Cage) se fuga del Infierno para rendir cuentas con el líder de una secta que mató a su hija y ha secuestrado a su nieta, con la intención de sacrificarla en un ritual satánico. Que me claven agujas en los ojos si me parece mal la intención de Patrick Lussier de llenar su película de violencia, disparos, persecuciones, explosiones, tetas y actitud testosterónica. Que me arranquen una a una las uñas de los pies y luego me machaquen los dedos con una maza si no es un placer ver a Amber Heard en 3D. Que quemen mi colección de DVDs delante de mis narices, mientras suena en 7.1 un disco de Justin Bieber o de Camela, si no encuentro divertido ver cómo el amigo Nicolas se zumba a una camarera y no se la saca mientras se produce un tiroteo y él sigue ahí dándolo todo, además con las gafas de sol puestas, una pistola en una mano y una botella de alcohol en la otra. Que me peguen un tiro si llega el día en el que todos estos motivos no me parecen suficientes para justificar el precio de la entrada. Y sin embargo, ay, les pido piedad cuando digo que no he disfrutado de Furia ciega 3D tanto como esperaba.

LO MEJOR: Nicolas Cage, por fin, encontrando un papel a
su medida.
LO PEOR: El 3D entorpece más que ayuda.
No se alarmen: la película merece la pena, tiene toneladas de chulería, Nicolas Cage es perfecto para el papel y no hay monsergas argumentales. Además, tiene un personaje genial, como es El Contable interpretado por William Fichtner. Pero le sucede lo mismo que a otro reciente intento de recuperar el cine de explotación de los 70: Machete (Robert Rodriguez, 2010). Como ocurría en la cinta protagonizada por Danny Trejo, y como le pasa a veces a Tarantino, se nota demasiado en Furia Ciega el esfuerzo por ser guay, por ser un guiño condescendiente a espectadores que saben más de la Serie B y la Exploitation por lo que han leído sobre ellas que por las películas que han visto. Por otro lado, hay elementos en ella que funcionan bien y otros que la dejan en evidencia: si bien acierta en esa voluntad de homenaje cuando recupera al gran Tom Atkins para un papel de policía, también yerra cuando algunas de sus escenas de acción quedan a merced de unos efectos digitales pobres y de una planificación y un montaje de Lussier carentes de brío, algo de lo que quizá tenga la culpa el hecho de haber rodado la cinta con cámaras tridimensionales, ya que permiten menos movilidad a la hora de filmar por el hecho de ser más pesadas y por el riesgo de que se desajuste alguna de las dos lentes. Hay una secuencia paradigmática en este sentido: El Contable aparece en mitad de un control policial de carretera, subido a un camión lleno de hidrógeno y escuchando el That's the way I like it de KC and the Sunshine Band. La idea está bien, puede resultar cómica y es agradable ver cómo el personaje mantiene esa parsimonia antes de hacerlo volar todo por los aires, pero el uso de unos efectos infográficos cutres y de una planificación apagada consiguen arruinar el momento. Otro problema es que el tono macarra de los primeros minutos no se mantiene durante todo el guión, que arranca con mucha fuerza pero que se va desinflando a medida que avanza la cinta, cuando intenta jugar al despiste en torno a la verdadera naturaleza del personaje de Milton y no lo consigue porque resulta demasiado evidente. Tampoco hubiera estado mal una banda sonora instrumental potente para compensar las carencias de la puesta en escena. Rodada en 2D, sin efectos digitales, con un guión más atinado y mejores escenas de acción, Furia Ciega 3D podría haber sido una obra maestra o, al menos, una película superior a la media, como fue Sed de venganza (Faster. George Tillman Jr. 2010). Tal y como está, no es más que un divertimento de acción y fantasía que les podría hacer añorar cosas tan dispares como Punto límite: cero (Vanishing point. Richard C. Safarian. 1971), Autopista al infierno (Highway to Hell. Ate de Jong, 1991) o Van Damme's Inferno (Inferno. John G. Avildsen, 1999), lo cual ya es bastante, pero no puede llevarles a engaño: si ven que Furia Ciega 3D va ganando por ahí estrellitas y entusiasmo a mansalva no es porque sea así de buena, sino porque lamentablemente ya no se hacen tantas películas así como antes.

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