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14 abr 2011

'Run, perseguido por todos'

(Run. Geoff Burrowes. Estados Unidos. 1991. 88 minutos) Ahora tiene fama de galán gracias a la televisión (y a la cirugía), siendo considerado uno de los hombres más atractivos del medio gracias a su papel en Anatomía de Grey, pero en los ochenta Patrick Dempsey era simplemente un actor feúcho que caía simpático y que protagonizaba comedias en las que ejercía de pringado de buen corazón, como Los albóndigas III: Los chicos están calientes (Meatballs III: Summer Job. George Mendeluk, 1987), No puedes comprar mi amor (Can't buy me love. Steve Rash, 1987) o Loverboy (Loverboy. Joan Micklin Silver, 1989). Cuando ya se le iba pasando el arroz para interpretar a adolescentes, Dempsey intentó virar hacia otros géneros, siendo su primer intento esta Run, perseguido por todos de la que, me temo, poca gente se acuerda. El actor interpreta a Charlie Farrow, un joven estudiante de derecho que alardea de buena suerte y de ser un hábil jugador de póker. También trabaja en un taller, y es allí donde le hacen el encargo que desencadena la acción: llevar un Porsche hacia Atlantic City. La suerte cambia para Charlie cuando el coche se avería y tiene que detenerse en una ciudad donde la corrupción campa por sus anchas. Allí, y sin saberlo, el joven despluma en la mesa de póker al hijo del mayor mafioso local y, tras una refriega, el odioso delincuente muere accidentalmente al tropezar y golpearse la cabeza. Acusado injustamente de asesinato y perseguido por la mafia y por policías corruptos en busca de recompensa, Charlie debe correr para salvar la vida en un lugar que no conoce y donde no hay demasiadas personas en quien confiar, salvo Karen Landers (Kelly Preston), la única que parece dispuesta a declarar a favor del protagonista si no les matan antes. 

LO MEJOR: Su ritmo y los muy puntuales momentos de
moderada espectacularidad. Y Kelly Preston, claro.
LO PEOR: El argumento daba para una película algo más
intensa.
Como ven, el argumento la excusa perfecta para lo que debería ser una buena película de acción: una premisa efectiva y sencilla que obliga al héroe a ir siempre huyendo, escondiéndose e intentando sobrevivir al asedio de múltiples enemigos. Run aprovecha ese empuje para convertirse en una cinta llena de ritmo, provista de acción casi constante, persecuciones y escenas de riesgo (dos destacan sobre el resto: la que transcurre en una bolera y otra en la que un coche de policía cae desde lo alto de un edificio). Pero no se emocionen, que esto no es Crank. Con este argumento podríamos estar ante una maravilla intensa, violenta y espectacular, pero la realidad es que se trata de una película de acción para todos los públicos, donde apenas hay violencia y el héroe cuando mata a alguien lo hace por accidente (casi siempre). Dempsey no se había despegado todavía de su imagen de buen chico, seguía pretendiendo resultar simpático y gracioso, y eso hace que el drama por el que tiene que pasar su personaje quede algo desdibujado. Además, detrás de la película está Hollywood Pictures, filial de la Disney que comenzó su andadura produciendo películas de género pero que resultaran amables y aptas para toda la familia, como Aracnofobia (Arachnophobia. Frank Marshall, 1990) y esta que nos ocupa, algo que se nota al fin y al cabo en que Run es un producto light a pesar de que su argumento podría dar pie a algo más expeditivo. Aún así, y siempre que sean conscientes de ello, la película les puede resultar un entretenimiento válido y sin pretensiones a disfrutar en una tarde tonta, siempre que no esperen sacar de ella lo que no hay.  

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