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23 sept 2011

'Colombiana'

(Colombiana. Olivier Megaton. Francia / Estados Unidos. 2011. 108 minutos) Más chulo que nadie, Luc Besson sigue a lo suyo, esta vez con la ayuda de un cómplice habitual como es el guionista Robert Mark Kamen: en un continente donde la acción se ha visto siempre como propiedad de Hollywood (el poder extranjero) y, cuando se ha abordado el género, ha solido hacerse de soslayo o con complejo de inferioridad, ellos han decidido plantar cara desde Francia y construir una micro-industria de películas de género totalmente exportables y canónicas, sin renunciar por ello a cierto exotismo y a un tratamiento de la violencia o de las reglas de cortesía hacia el público (a quien se le exige, a veces, un alto grado de tolerancia ante las hipérboles más increíbles) que sobrepasa en cierto modo los márgenes acostumbrados al otro lado del océano. De la productora de Besson, Europa Corp., han salido trallazos como El beso del dragón (Kiss of the Dragon. Chris Nahon, 2001), Transporter (The Transporter. Corey Yuen, Louis Leterrier, 2002), Alta tensión (Haute tension. Alexandre Aja, 2003), Distrito 13 (Banlieue 13. Pierre Morel, 2004), Frontière(s) (Xavier Gens, 2007), Venganza (Taken. Pierre Morel, 2008) o Desde París con amor (From Paris with love. Pierre Morel, 2010). La buena noticia es que Colombiana sigue sigue esa línea de añadir un contexto nuevo a las historias de siempre, en este caso una versión latina de Nikita, dura de matar (La femme Nikita. Luc Besson, 1990) que bien podría haber sido, con algunos ajustes en el guión, esa prometida y nunca concretada secuela de León, el profesional (Léon. Luc Besson, 1994) en la que el personaje de Mathilda (Natalie Portman) se convertiría en toda una profesional de la muerte. La mala noticia es que lo positivo se queda en el concepto...

LO MEJOR: Los intentos de calentar al espectador.
LO PEOR: Lo más feo que se puede decir de una película
de acción: que aburre.
Olivier Megaton lo ha vuelto a hacer: cuesta creer que, con un apellido como el que posee, Megaton haya sido el responsable de pergeñar un capítulo soso y casi prescindible de la saga Transporter (concretamente la tercera parte, de lejos la peor de la serie) y que, no contento con ello, haya tenido los bemoles de construir una película tan fea que contradice a su frase promocional, "La venganza es bella". Lo peor no es que Zoe Saldana no sea más que un saco de huesos que no me resulta sexualmente atractiva ni dejando entrever sus pezones morenos ni saboreando un chupa-chups. Eso ya entra dentro de los gustos personales, supongo. Lo realmente preocupante es que el director vuelve a demostrar una capacidad bastante escasa para construir buenas escenas de acción, por no hablar de lo desastrosa que resulta su dirección en las secuencias de transición, por llamarlas así. Y digo esto porque, en realidad, lo que abunda en Colombiana no son los tiroteos ni las escenas de lucha (penosa, por cierto, es la que enfrenta a Saldana con un Jordi Mollá bastante ramplón), sino las cuitas romántico-familiares de la protagonista, las cuales llevan al borde de lo risible a un actor tan limitado como Cliff Curtis. No obstante, estos momentos de comedia involuntaria son los únicos que alegran algo la función, ya que por lo general Colombiana resulta una cinta aburrida, insípida e inútil, una pérdida de tiempo a no ser que: a) sean muy fans de Zoe Saldana, o b) se conformen con muy (MUY) poco. Si de verdad se lo quieren pasar teta viendo un remake no oficial de Nikita háganse un favor y busquen Black Cat (Hei mao. Stephen Shin, 1991) y Black Cat 2: Operación Yeltsin (Hei mao 2. Stephen Shin, 1992). Luego me cuentan si ven diferencias o no.

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