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24 sept 2011

'Rubber'

(Rubber. Quentin Dupieux. Francia / Angola. 2010. 78 minutos) Como espectador, hay ocasiones en las que es difícil decidir si uno está ante una tomadura de pelo o ante una obra conceptualmente tan rica que queda fuera del alcance de nuestras entendederas. Rubber, tercer largometraje de Quentin Dupieux (conocido en el mundo de la música como Mr. Oizo), camina sobre la delgada línea que separa la chorrada supina de la genialidad, dejando un poco a elección de cada uno hacia qué lado acabaría cayendo finalmente. El que aquí suscribe, lamentablemente, opta más por la primera opción, la de considerar Rubber como una película ingeniosa cuya fuerza se va diluyendo progresivamente hasta caer en la repetición y la inopia. Y eso a pesar de que, de entrada, la premisa es tan rematadamente loca y gratuita que no podemos hacer otra cosa que caer rendidos ante ella: narra las andanzas de un neumático asesino que pone en jaque a un pueblo perdido en el desierto. Muy consciente del esfuerzo que podría suponer para los espectadores asimilar esa propuesta, Dupieux abre su película con una declaración de intenciones: un personaje suelta un discurso sobre la gratuidad de algunos conceptos utilizados anteriormente en largometrajes de éxito, planteando que no había ninguna razón por la cual E.T. fuera marrón o por la que nunca viéramos a los protagonistas de La matanza de Texas ir al baño. Expuesta esa teoría, no debería haber ningún problema para asumir que un neumático pueda adquirir vida y convertirse en un psicópata. Pero eso sólo es verdad a medias.

LO MEJOR: La osadía del punto de partida argumental.
LO PEOR: Que esa valentía sea sólo aparente.
Con ese monólogo inicial se podría decir que queda justificado todo lo que viene después, eso es cierto, pero al mismo tiempo se nos desvela uno de los mayores problemas de la película: no es tan valiente como aparenta ser. Dupieux se muestra cobarde a la hora de afrontar el concepto inicial de su cinta y necesita constantemente pedir disculpas por lo que está mostrando en pantalla. De ahí que presente una doble lectura narrativa, al situar en la trama a un grupo de espectadores que están viendo, in situ, las progresiones de la rueda maligna, y que llegado un punto de la historia terminan interactuando con la misma, convirtiéndose todo en una especie de representación teatral filmada, en una performance mortal que unos espectadores divisan con prismáticos hasta que la sangre les salpica y acaban muriendo. En otro plano narrativo estarían los otros espectadores, nosotros, pero Dupieux traslada constantemente las dudas que nos pudieran surgir al otro público, al que, dentro de la película, observa la historia fantástica. Dicho de un modo más fácil, el director pone en boca del público ficticio las posibles injerencias del público real, del tipo "¿Los neumáticos no flotan en el agua?" o "¿Cómo es posible que... loquesea?", anticipándose por tanto a nuestras previsibles reacciones negativas ante la falta de credibilidad de la trama y demostrando con ello una falta de respeto hacia la inteligencia de su público, hacia su capacidad de abstracción y asimilación de la fantasía, tan poco plausible como su continua necesidad de exculpación, como si se pasara ochenta minutos pidiendo disculpas por atreverse a saltarse las normas. Eso, unido a la sensación de estar ante un concepto alargado más de la cuenta, imposibilita un disfrute mayor de la película, quedándose relegada a la consideración de experimento curioso pero fallido, provisto de imágenes potentes pero lastrado por su falta de entrega total a la locura que se le presuponía.

2 comentarios:

Periko dijo...

Fantastica critica, felicidades. No la he visto aun, pero eso que dices de autojustificar las idas de olla me parece lamentable.
Si haces una pelicula de este tipo no hay que tener en cuenta el sentido comun o el concepto de lo real. Todo eso se tira a la papelera.
Es como si el director tuviese miedo al "que diran". La vere de todas formas porque la idea base me parece una pasada.

Pedro José Tena dijo...

Gracias, Periko. Estoy orgulloso de esta crítica, sí. Últimamente parece que sólo veo mierdas, así que vi esta pensando en que realmente me gustaría y me encontré con ese escollo, que comento. Aún así, te recomiendo que la veas, aunque sólo sea por lo que dices, por lo loca que es la idea.

Un saludo.