(The Descent. Neil Marshall. Reino Unido. 2005. 96 minutos) Recupero en DVD una película que se me escapó en su pase en salas, y de la que había leído buenas críticas.
El argumento es tan simple que se puede resumir en una línea: tras un accidente que marca sus vidas, un grupo de chicas se reune un año después para explorar una cueva inhóspita. Su búsqueda de aventuras a través de la espeleología les llevará a un lugar que jamás hubieran querido conocer...
El planteamiento de esta cinta es muy similar al de otra reciente producción europea de terror, Creep, una serie B que tenía una primera mitad más que decente, con buenas dosis de intriga y claustrofobia, pero que en cuanto aparecía el monstruo se rompía todo encanto (y es que el susodicho daba más risa que miedo, siendo uno de los villanos más patéticos del reciente cine de terror). Pues bien, si en Creep la protagonista se quedaba encerrada en el Metro, aquí tenemos a seis mujeres atrapadas en una cueva de la que aparentemente no hay salida. Y, cuando la situación parece que no da más de sí (después de posibles caídas, accidentes y demás situaciones agónicas), entra en acción una raza de monstruos humanoides, que han desarrollado el mismo sentido que los murciélagos para orientarse en la oscuridad y que chillan como cerdos (literalmente) cuando les hieren.
Siendo sincero, si me hubieran dicho que esta película trata únicamente de unas chicas (por una vez, no son adolescentes) que se quedan encerradas en una cueva, es posible que no le hubiera prestado tanta atención como cuando supe que además de eso serían acosadas por monstruos carnívoros, una especie de gollums sedientos de sangre cuyo hábitat ha sido invadido por las protagonistas. Lo curioso es que, antes de la aparición de estos seres, la cinta ya tenía bastante tensión e interés basándose únicamente en la lucha de las jóvenes por la supervivencia, enfrentándose al entorno, a la crispación y a los riesgos que la espeleología conlleva. En cuanto los monstruos hacen su aparición, la película se convierte en un festival gore que no da mucho de sí, pero que al menos entretiene.
El director (que consiguió cierto prestigio con su anterior Dog Soldiers) consigue agobiarnos al ver cómo las protagonistas se quedan encerradas en un túnel estrecho, cómo tienen que cruzar un precipicio por turnos y con el riesgo de caer al vacío... Y lo hace en gran medida gracias a la iluminación de la película: una vez que entran en la cueva, vemos lo mismo que ellas, sirviéndonos de sus linternas, sus bengalas y sus luces fosforescentes (eso sí, en alguna escena se nota el apoyo de alguna luz de refuerzo, sin la cual no veríamos absolutamente nada). Esto provoca aún más claustrofobia, unido al goteo incesante y al eco que nos proporciona mediante la pista de sonido.
El problema está en que la parte gore y supervivencialista está narrada con planos rápidos y algunos movimientos de cámara inoportunos que, unidos a la falta de luminosidad, nos impiden saber muy bien qué está ocurriendo. Otro aspecto negativo es que durante los primeros 20 ó 30 minutos, la historia carece de cualquier intensidad y el director opta por los sustos fáciles para que no perdamos la atención. Pero, en general, se puede decir que The Descent es una película de miedo aceptable, entretenida y que merece la pena ver si eres un aficionado a la serie B menos ambiciosa. Otra cosa es que, a nivel puramente personal, me parezca una ocasión desaprovechada para jugar con otros miedos en el fondo de la cueva, que no sea recurrir a los típicos freaks por los que la evolución pasó de largo. Pero eso quizá sea pedir peras al olmo.
Publicado originalmente en Natural High. Notas desde el futuro: este es un título cuya valía ha crecido en mi recuerdo, de tal modo que es posible que la tibieza con la que escribí sobre ella no fuera del todo justificada. Considero a Marshall uno de los directores más interesantes del panorama fantástico actual y pronto debería ver la secuela de The Descent que ha dirigido John Harris.
No hay comentarios:
Publicar un comentario