(House of the dead. Uwe Boll. Canadá / Estados Unidos / Alemania. 2003. 87 minutos) He aquí la única película que he visto hasta el momento de Uwe Boll, el terror de los fans de los videojuegos, ya que parece estar especializándose en destrozar buenas ideas: convierte estupendos videojuegos en pura basura cinematográfica.
Al menos, esa es la sensación que me ha dado tras ver esta cinta y los tráilers de otras dos de sus obras: Alone in the dark y Blood Rayne. Tiemblo al pensar que ya ha anunciado sus versiones de Fear Effect y uno de mis juegos favoritos: Far Cry (que está previsto que protagonice... atención... ¡Michael Paré!).
Este autoproclamado "nuevo Ed Wood" no tiene vergüenza alguna y lo deja bien claro con House of the Dead: tiene el morro de insertar en medio de las escenas de acción fragmentos sacados directamente del videojuego. Hablando de escenas de acción, éstas consisten en colocar a los actores sobre una tarima en la que hay una cámara giratoria que da vueltas a su alrededor a 140 kilómetros por hora. Es decir, un bullet-time cutre-salchichero. El efecto, sin embargo, es curiosamente llamativo. Eso sí, las primeras 30 veces... luego empieza a cansar un poco.
En el making-of de la película, Uwe Boll dice que el juego sólo consistía en disparar, así que tuvieron que añadirle un argumento. ¡Y qué argumento!: unos jóvenes van a una isla donde se celebra una rave party y se encuentran con montones de zombis creados por un antiguo sacerdote español (al menos, eso es lo que entendí yo dentro de tal desbarajuste). Un pozo sin fondo de originalidad, vamos.
Pero lo peor no es que no sea original (al fin y al cabo, lo que yo quería ver era una película de zombis y punto), sino que pretende serlo visualmente, a través de combates con acrobacias que demuestran lo mal que algunos han asimilado el éxito de Matrix, los ya mencionados insertos del videojuego y un plano que me provocó la carcajada, en el que, en medio de una persecución, Boll nos muestra un primer plano de un zombi corriendo detrás de uno de los protagonistas, filmado con el zombi agarrando la cámara que le enfoca y corriendo como un poseso. Es difícil de describir, pero la imagen es para cualquier antología del delirio cinéfago.
Y aquí está el punto positivo de la película: que es absoluta y conscientemente delirante. Al menos eso me gustaría pensar (ya que no me gusta pensar mal de la inteligencia de nadie). Sólo con mucha sorna alguien ha podido escribir (y firmar) diálogos como éstos:
- Has hecho esto para ser inmortal... ¿por qué?
- Para vivir eternamente.
O (en unas catacumbas que hay bajo la casa del cementerio):
- ¿Qué es esto?
- Deben ser unas catacumbas que hay debajo de la casa...
Como podéis ver, pura poesía.
Luego está Jürgen Prochnow... Pobre Jürgen... Tener que aguantar un chiste como éste por parte de uno de los jóvenes: "Mira, es el capitán de El Submarino".
En fin, que si uno es capaz de ver House of the Dead con ironía, seguro que es capaz de divertirse de lo lindo. Pero luego uno piensa en lo bien que hubiera estado este ¿argumento? en manos de un Lamberto Bava o un Lucio Fulci a principios de los años 80 y es para echarse a llorar...
Publicado originalmente en Natural High. Notas desde el futuro: una crítica un poco imbécil, puesto que no se puede burlar uno de lo que ya nace como chiste. A Uwe Boll no hay que criticarlo, hay que celebrar que tenga tanto morro y no tomarse en serio nada que lleve su nombre.
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