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30 dic 2005

'Ouija'

(Ouija. Juan Pedro Ortega García. España. 2003. 99 minutos) Después de la sequía ochentera, en los últimos años hemos visto aparecer en España una serie de películas que, con mayor o menor fortuna, han intentado adentrarse en un género tan poco respetado por la mayoría de los críticos como es el cine de terror. Aunque la verdad es que la mayoría son de una calidad más bien escasa o sólo parecen destinadas a los espectadores más desprejuiciados (como un servidor). Pero, sinceramente, prefiero este tipo de películas a otras más ambiciosas y mayoritarias como Los Otros o Darkness, demasiado interesadas en agradar al máximo público posible como para resultar genuinamente divertidas y disfrutables por los cinéfagos.

Ouija se situaría en ese nivel de películas independientes, rodadas con presupuestos bajísimos y con la única intención de hacer pasar hora y media de entretenimiento y sustos. En la línea de otras dos respetables muestras del reciente terror español, como son Memorias del Ángel Caído o La Biblia Negra.

Quizá su aspecto de película amateur (está rodada en digital, si no me equivoco), su reparto de actores y actrices semi-desconocidos y su falta de pretensiones hagan que gran parte del público sea incapaz de tomársela en serio, y la califique de inmediato y casi despiadadamente como "mala". Pero siempre he pensado que la vida real es una serie B, mi vida es una película de bajo presupuesto, y por eso estas producciones se me antojan más creíbles, más cercanas a una realidad sucia que poco tiene que ver con el refinamiento estético de las grandes superproducciones de terror. Los protagonistas de Ouija se parecen a gente que conozco, y he vivido sitauciones parecidas. De ahí que, al menos para mí, no cueste demasiado entrar en el juego que nos propone el director.

El argumento es muy sencillo, tanto que no hace falta explicarlo. Básicamente trata de unos jóvenes que contactan mediante la Ouija con un tal Audscias que comienza a amargarles la vida. En el escenario de un pequeño pueblo, los personajes cada vez se sienten más y más angustiados por los extraños hechos que les rodean, y que acaban con la muerte de varios de ellos. Pero la cinta no es un típico body-count. Es más, prima más la atmósfera que el gore (inexistente) y los sustos están muy bien insertados. Vale que los personajes no tengan demasiada profundidad y que el guión no sea para tirar cohetes (nunca ha hecho falta esto en el verdadero cine de terror adolescente), pero la verdad es que hubo momentos en los que me asusté, y llegué a sentir auténtica inquietud ante la manera inesperada en la que se presentan la mayoría de los elementos paranormales diseminados por la trama.

Si uno ve este tipo de cine mirándolo por encima del hombro, no hará más que sacarle pegas y dejar de disfrutarlo. Hay que ser generoso con películas así y no pedirle más de lo que puede dar con los recursos que tiene. A mí me convenció.


Publicado originalmente en Natural High. Notas desde el futuro: Con esta película conocí a la que se convirtió durante unos meses en una pequeña obsesión personal: Montse Mostaza, a la que luego vería en Crimen Ferpecto de Álex de la Iglesia y La Culpa de Narciso Ibáñez Serrador. Lamentablemente, parece que la carrera de la chica no terminó de despegar en el cine y lo último que hemos visto de ella (los que la hayan visto, vaya) ha sido su participación en la serie ¿Hay alguien ahí? de Cuatro. 

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