(A perfect getaway. David Twohy. Estados Unidos. 2009. 98 minutos) David Twohy es alguien a quien estimar. No se puede hacer otra cosa con quien escribió Critters 2 (Mick Garris. 1988), Warlock (Steve Miner, 1989) y Velocidad terminal (Terminal velocity. Deran Sarafian, 1994) o que dirigió la simpatiquísima ¡Han llegado! (The Arrival. 1996). Su golpe de suerte le llegó con Pitch Black (2000), modesta película de ciencia-ficción que se convirtió en cinta de culto casi de inmediato, generando una saga de la que se estrenará la tercera parte en 2013, a pesar de que su primera secuela, Las crónicas de Riddick (The chronicles of Riddick. 2004) no dejara contento a casi nadie. Esto obligó a Twohy a volver momentáneamente a la Serie B, escribiendo y dirigiendo esta Escapada perfecta tan tramposa e incongruente como simpática y entretenida. En un paradisíaco rincón de Hawai comienzan a producirse unos crímenes que parecen obra de un asesino en serie. En dicho paraje coinciden tres parejas ciertamente peculiares, todas ellas con algo que ocultar, especialmente porque dos de esas personas son los asesinos. ¿Podrían ser los amantes de la aventura y los deportes de riesgo, Nick (Timothy Oliphant) y Gina (Kiele Sanchez)? ¿O los fumetas y escurridizos Cleo (Marley Shelton) y Kale (Chris Hemsworth)? ¿Y qué hay de la pareja de recién casados que se encuentra de luna de miel, Cliff (Steve Zahn) y Cydney (Milla Jovovich)?
LO MEJOR: La ensalada final de hostias y locura. LO PEOR: Es tan tramposa que no cuesta pillarle el truco. |
Decía John Tones en su imprescindible blog Inferno, hablando sobre el giro de guión que condiciona el visionado de Escapa perfecta, que "el truco es imposible de adivinar porque la película hace trampas durante toda la primera mitad, escamotea datos que no deberían ser escamoteados y presenta a los psicópatas como no deben ser presentados". Y no estoy de acuerdo. Si quieren ver la película, no sigan leyendo. Si no les importa que les ponga sobre la pista para desvelar el final a los cinco minutos de sesión, adelante. Escapada perfecta fracasa en su intento de crear suspense no porque haga trampas para ocultar la verdadera identidad de los asesinos, sino porque juega tanto con el espectador que acaba obligándonos a pensar que se esconde un as bajo la manga. Por lo tanto, nos lleva a darnos cuenta, apenas transcurridos unos minutos, de que el juego practicado por Twohy consiste en que la solución final vaya en contra de nuestras expectativas y, de ese modo, hace que podamos predecir lo impredecible. Luego marea la perdiz, intenta hacernos dudar, pero si se fían de su intuición y se dan cuenta desde el comienzo de lo que verdaderamente ocurre, el visionado de Escapada perfecta se les hará un poco cuesta arriba, especialmente cuando llega el momento de las explicaciones (un bochornoso montaje en blanco y negro mucho más alargado de lo necesario). En cierto modo, es como ver la actuación de un mago en la que, desde el principio, estamos viendo dónde está el truco y tenemos que aguantar el resto de la función sin poder decirle que se detenga, que ya no nos está engañando y que está haciendo el ridículo. Por lo demás, y ahí sí coincido con Tones, la cinta ofrece una bella colección de cuerpos perfectos, de bonitos paisajes y, sobre todo, una buena ración final de violencia para todos los públicos, algo que debería haber sido el camino a seguir durante todo el metraje y no simplemente un alivio.