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11 mar 2012

'Basic'

(Basic. John McTiernan. Estados Unidos / Alemania. 2003. 94 minutos) En otros tiempos, John McTiernan fue un renovador del cine de acción que concibió, en un plazo de sólo dos años, un par de obras maestras que se quedarían de inmediato grabadas en la memoria del público como dos de las piezas más importantes que hasta la fecha había dado el género. Estamos hablando, claro está, de Depredador (Predator. 1987) y Jungla de cristal (Die hard. 1988).  Unos años después, John Travolta y Samuel L. Jackson se convirtieron, con sus pelucones y sus conversaciones sobre hamburguesas, en epítomes de lo cool gracias a su trabajo conjunto en la también muy influyente Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994). La reunión de estos tres titanes sólo podía ser recibida con alegría o, cómo mínimo, con curiosidad por parte de los aficionados. Sin embargo, Basic resultó ser un experimento fallido que puso fin, al menos hasta el momento, a la decadente carrera de McTiernan (antes de ser condenado a la cárcel por haber mentido al FBI en el caso de Anthony Pellicano) y en el que Travolta y Jackson apenas compartían unos planos. La excusa fue un enrevesado guión de James Vanderbilt que, siguiendo la estela de Rashomon (Akira Kurosawa, 1950) y su copiadísima estructura, se centraba en el interrogatorio al que el ex-ranger Hardy (Travolta) somete a los supervivientes de una misión militar de entrenamiento en la que ha desaparecido el resto del equipo, incluido su superior West (Jackson). Y, como no conviene desvelar más sobre su argumento, me detendré ahí para no fastidiarles nada.


LO MEJOR: La labor de John McTiernan tras las cámaras.
LO PEOR: El guión de James Vanderbilt.
De todos modos, cuando el espectador haya sobrepasado la barrera de los primeros treinta o cuarenta minutos, se dará cuenta de dónde está la trampa y de dónde se encuentra también el mayor defecto de la película: cada punto de giro está condenado a ser puesto en evidencia un par de secuencias más tarde, hasta tal punto que llega un momento en el que resulta imposible creer nada de lo que propone el libreto de Vanderbilt y el interés inicial que suscita la historia va decreciendo progresivamente, hasta llegar a un final sencillamente ridículo que nos hace sentir como idiotas. Esto lo dice alguien a quien le encantan los finales sorpresa, pero hay que saber diferenciar cuándo un guionista nos deja entrar en el juego, proponiéndonos pistas como en el caso de El Sexto Sentido (The Sith Sense. M. Night Shyamalan, 1999), deslumbrándonos con un giro final antológico como en Sospechosos habituales (The usual suspects. Bryan Singer, 1995), y cuándo se burla de nosotros, directamente, ocultando información o, lo que es peor, falseándola. Es una lástima que al final resulte que el único atractivo de Basic sea esa tendencia hacia lo absurdo, hacia la acumulación de vueltas de tuerca, porque la dirección de McTiernan resulta tan eficaz como cabría esperar, filmando con el buen pulso acostumbrado las escenas de acción y otorgando un ritmo infernal a las secuencias de interrogatorios mediante el uso de la cámara y el montaje. Steven E. de Souza, te echamos de menos...

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