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19 mar 2012

'Paranormal Activity 3'

(Paranormal Activity 3. Henry Joost, Ariel Schulman. Estados Unidos. 2011. 83 minutos) En el libro no escrito sobre las reglas de las secuelas se dice que, cuando no se puede ir hacia adelante, hay que volver la vista hacia atrás, hacia los orígenes, para conocer cómo empezó todo. Eso es ni más ni menos lo que pretende la tercera parte de una saga que ya se agotaba a sí misma en el primer capítulo (prueben a revisarla y ya me dirán, ya...) y que, inexplicablemente (porque las películas no son nada del otro mundo y porque en ellas apenas sucede nada más que un par de sustos cada muchos minutos), se ha convertido en el máximo referente del público actual en cuanto a horror se refiere, logrando unos montantes en taquilla que para sí quisieran cintas mucho más elaboradas, costosas e incluso, por qué no decirlo (como diría el amigo Iker Jiménez), más terroríficas. En este caso, mediante el hallazgo de una caja llena de viejas cintas de vídeo, la acción nos lleva hasta 1988, momento en el que las pequeñas Kristi y Katie tuvieron sus primeras experiencias con lo paranormal y que fueron registradas exhaustivamente por el novio de su madre, quien afortunadamente (o no) se dedicaba a la grabación y edición de bodas, bautizos y comuniones.

LO MEJOR: Las panorámicas de la cámara-ventilador.
LO PEOR: Las limitaciones del formato, que cada vez se
hacen más evidentes.
Nada nuevo bajo el sol, entonces, ya que si la fórmula funcionó correctamente en dos ocasiones, no había ningún motivo para arriesgarse y ofrecer algo nuevo que pudiera dejar a los fans descontentos, ya que al fin y al cabo para ellos es para quien se ha llevado a cabo esta tercera parte. Paranormal Activity 3 es una película hecha en los despachos de los ejecutivos, sin mayores aspiraciones que las de hacer pasar por caja a los mismos que se asustaron con los dos capítulos previos y, de paso, evaluar si estos se han cansado de la fórmula o si siguen respondiendo igual de bien, de cara a una posible cuarta parte que actualmente ya se encuentra en preproducción y que, curiosamente, vendrá firmada también por Henry Joost y Ariel Schulman (quienes sorprendieran con el documental Catfish hace un par de años). Para ser justos, y después de dejar bien claro que a servidor esta saga le parece más bien inútil salvo por logros muy aislados, hay que reconocer que esta tercera parte consigue al menos aportar una ligera dosis de originalidad al introducir el tema de la brujería y una novedad narrativa: la cámara colocada sobre un ventilador que gira sobre sí misma y consigue crear los momentos más inquietantes de toda la película mediante sus panorámicas horizontales de ida y vuelta. Por lo demás, sólo para fans y para los que se asustan fácilmente y disfrutan con ello.

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