Buscador

5 mar 2012

'La invención de Hugo'

(Hugo. Martin Scorsese. Estados Unidos. 2011. 126 minutos) A punto de cumplir setenta años, Martin Scorsese se encuentra en una posición envidiable dentro de la industria de Hollywood: los estudios y la crítica le respetan, mientras que el público se muestra interesado en sus nuevas propuestas, hasta tal punto que los largometrajes que ha rodado a partir del año 2000 son los más taquilleros de su filmografía. La invención de Hugo, adaptación de  un libro de Brian Selznick, no ha supuesto el éxito económico que se esperaba, en parte porque su pantagruélico presupuesto estimado en cerca de doscientos millones de dólares hacía muy difícil que se recuperara la inversión, pero sí que se ha colado en casi todas las listas de las mejores películas de 2011 y ha logrado hacerse con cinco Oscars (aunque todos de los injustamente denominados "menores"). Curiosamente, ha sido otra mirada hacia los orígenes del cine la que la ha relegado a una especie de segundo plano, The Artist (Michel Hazanavicius, 2011), lo cual, junto con las presencias de las estupendas Midnight in Paris (Woody Allen, 2011) y War Horse (Steven Spielberg, 2011), convertiría el pasado año en el cinematográficamente más nostálgico de los últimos tiempos, y podría poner en evidencia la añoranza que buena parte de la audiencia siente por los tiempos pasados, en los que quizá no todo era más fácil, pero que sí permanecen en la memoria colectiva como más inocentes y mágicos.

LO MEJOR: Las recreaciones de los rodajes de Méliès.
LO PEOR: Cierta falta de cohesión entre las dos tramas.
Y sobre la magia trata precisamente La invención de Hugo, aunque probablemente no del modo en el que la campaña publicitaria ha hecho pensar: el intento de venderla como un nuevo Harry Potter es algo que ha jugado en contra de la reacción popular, ya que, a pesar de contar con niños como protagonistas, no estamos ante una producción infantil ni encaminada a satisfacer el ansia de aventuras y efectos especiales de los más pequeños. La película de Scorsese reflexiona sobre otro tipo de magia más anclada en la realidad y no por ello menos capaz de alimentar nuestras fantasías. Es la magia del cine, del proceso creativo que culmina en celuloide proyectado sobre una tela blanca, de la máquina de sueños que dispara veinticuatro imágenes por segundo y que es capaz tanto de capturar la realidad como de representar mundos imaginarios... Utilizando como excusa la figura de un niño que busca descubrir el misterio del autómata que le dejó su fallecido padre, Scorsese nos guía por una historia que desemboca en la de Georges Méliès. Y aquí es donde se produce una fractura que supone el mayor inconveniente de la película: a medida que transcurren los minutos, da la sensación de que toda la trama protagonizada por Hugo Cabret no es más que un pretexto para, a mitad de metraje, desvelar el verdadero punto de interés de la cinta, provocando así cierta desorientación en el público e impidiendo de paso que nos impliquemos al cien por cien en la historia, ya que en realidad son dos y las dos están contadas a medias. Ahí estaría el motivo por el cual La invención de Hugo no termina de ser tan conmovedora como parece querer serlo (a no ser, claro, que uno ame el cine con locura), pero eso no impide valorarla como una pieza de orfebrería visual impecable, tan deslumbrante como hipnótica, y especialmente emotiva para los que alguna vez han soñado con hacer sus propias películas.

2 comentarios:

BORJA dijo...

Llego del cine con la sensación de que lo que cuentas en la crítica es cierto, pero tengo que reconocer que a mi no me ha gustado. Es cierto que hay dos historias y que ninguna está bien contada, pero lo que puede sacarse de su visionado es, precisamente, lo que uno ve y no lo que siente. Me han entrado ganas de matar a los niños (en especial a ella), que se ponen a llorar en el momento menos oportuno. La niña dice "vivamos una aventura"...y no viven ninguna. Se agradece que tiren ganchos hacia el fantástico en el primer acto para, con cierta pericia, tirar hacia la historia y su propia magia. Pero, como ya te he dicho en otras ocasiones, tienes que ver The Fall, que siendo un film completamente deformado, se me antoja mucho mejor resuelto y sobre todo, te emociona de verdad al hablarte de la magia de la narración cinematográfica (su epílogo te hace LLORAR de felicidad). Aquí hay mucho dato, mucha recreación, mucho cartel, mucho niño hablando de Verne, mucho incitar a la lectura...pero realmente a mi no me llega. Hubiera preferido una ficción sobre Méliès, con mentiras por todas partes mezcladas con la recreación de sus rodajes a que corten a la mitad una aventura que no promete nada e inserten unos videos a la mitad sobre el verdadero protagonista. Y entiendo que el verdadero protagonista no es ni el niño (¿autómata que llora?) ni Méliès, es el cine...pero repito, tienes que ver The Fall !!!
Ahora, es la mejor reivindicación o justificación del 3D que uno pueda encontrar.
PD: ya es tradición llegar a casa del cine y leer el blog!

Pedro José Tena dijo...

Lo peor de todo es que tengo 'The Fall' desde la primera vez que me la recomendaste y todavía no la he visto. Así que tendré que ponerla a mano para que la próxima vez que quiera ver una película la tenga inmediatamente en cuenta.

Sobre 'Hugo', es muy cierto que no hay aventura a pesar de que se intente hacer creer que sí. De hecho, una vez que me di cuenta de qué iba la historia realmente, toda la parte de los niños me sobraba bastante y hubiese preferido que se centrara exclusivamente en la figura de Méliès. Pero, aún así, como ejercicio sobre la magia del cine, me parece que cumple sus objetivos al convertirse en un espectáculo visual bastante impresionante. Y por ahí y por el tema de Méliès fue por donde me cogió la película y el motivo por el que la disfruté. Aunque entiendo perfectamente lo que dices y soy consciente de que puede saber a poco a nivel emocional.

PD: Me encanta tu PD. :)